Frutos de la montaña
Cuando el calor avasalla las tierras llanas, no son pocos los que se esconden en lo alto. Un par de millones de personas entregarán estos días sus miradas a los más erguidos espacios de la Península. La mayor parte de ellos dejarán su esfuerzo y no poco de su sudor por los desniveles pirenaicos.
Las cuestas cuestan, pero la cosecha, a menudo, resulta inmejorable. Allá arriba nos esperan océanos de verdor arbóreo, aguas que se despeñan con risotadas de alegría, brisas que refrescan y hasta unos pocos alimentos silvestres en los que se resume una buena parte de lo que las cordilleras proponen a sus visitantes. Las diminutas fresas silvestres, que comenzaron a ser dulces al final de la primavera, van culminando su ciclo, que afortunadamente se encadena al de los endrinos y arándanos.
En el corazón del verano maduran en las alturas unas cuantas especies vegetales. En laderas y valles húmedos destacan las diminutas fresas silvestres y el tono oscuro de arándanos y endrinos.
También es tiempo de la flor más original, famosa y delicada de la gran cordillera: el edelweis o, para nosotros, la flor de las nieves. Mejor será que la contemplemos y nada más. Porque, además de estar protegida legalmente y regulada su recolección, siempre es mejor dejar que los seres vivos sigan viviendo. Sin olvidar, como afirmó Tagore en un aforismo, que "no porque arranques una flor te quedarás con su belleza".
Por el contrario, resulta aconsejable apreciar el delicado olor y probar el recio sabor de los frutos de los dos arbustos mencionados. Los encontraremos en muchos lugares de los Pirineos, prácticamente en todas las comarcas entre los 1.500 y los 2.000 metros de altitud. También en los principales polos de atracción turística, como son los parques nacionales de Ordesa, en Huesca, y de Aigües Tortes, en Lérida.
Arándanos y endrinos son muy abundantes y tienen en común el color: un azul oscuro, pero siempre como recubiertos de un polvillo o escarcha muy característico. El endrino es una variedad de ciruelo y por tanto muy fácil de reconocer. Sus frutillas casi esféricas pueden perfectamente completar un buen almuerzo campero. Los arándanos, que aparecen achatados en los dos extremos, son la base de conservas y compotas que resultan excelentes por el alto contenido en vitaminas.
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