Las urgencias del Ramón y Cajal, en obras al año y medio de su apertura
El suelo elegido por los arquitectos empezó a levantarse poco después de ser instalado
Unos 20 meses. Ése es el tiempo que ha resistido el edificio de urgencias del hospital Ramón y Cajal, inaugurado en diciembre de 2001, antes de tener que ser sometido a una profunda operación de reforma. El culpable ha sido el material elegido para el suelo (unas planchas plásticas de PVC), que ha demostrado ser totalmente inadecuado para soportar el trasiego de camillas y personas que registran las urgencias del hospital. Las obras, cuyo coste deberá asumir la empresa constructora, Ferrovial, están causando notables molestias a los enfermos.
El edificio que acoge las urgencias del Ramón y Cajal fue inaugurado el 27 de diciembre de 2001 y tiene una superficie de 4.800 metros cuadrados. El servicio atiende cada día una media de entre 450 y 500 pacientes. El coste de las obras fue de 8,4 millones de euros y, según proclamó el antiguo Insalud (hoy Imsalud), el día de la inauguración, las urgencias están dotadas con "la más moderna tecnología aplicada a la asistencia médica urgente".
El problema, sin embargo, estaba en el suelo. Los arquitectos responsables del proyecto insistieron, pese a la resistencia de algunos miembros del hospital, en instalar un piso de planchas de un plástico especial de PVC. "Se nos dijo que este material se había aplicado en hospitales de toda Europa con inmejorables resultados porque era muy resistente y fácil de limpiar. Lamentablemente, luego se vio que no era así", explicó ayer un portavoz del Ramón y Cajal.
Poco tiempo después de la entrada en servicio de las urgencias, el suelo plástico empezó a desprenderse de la base de hormigón del suelo. "En los pasillos y zonas de paso aparecían como bolsas de aire entre el PVC y el hormigón. El plástico luego se rompía, lo que incrementaba el riesgo de caídas y tropiezos", denunció ayer Carmen López, delegada de UGT en el Ramón y Cajal.
Terrazo en lugar de PVC
López califica de "incomprensible la decisión del Insalud de instalar PVC en el suelo". "Hace años que el terrazo ha demostrado ser el mejor material para este tipo de superficies", añadió. Las obras que se llevan a cabo estos días en el Ramón y Cajal sustituyen las fallidas planchas de PVC por tradicionales losas de terrazo gris.
Un portavoz del Imsalud calificó ayer de "elección desafortunada" la instalación de PVC en lugar de terrazo. Fuentes del Gobierno regional explican que es Ferrovial la responsable de la instalación del PVC y que, por lo tanto, será esta empresa la que asuma el coste de la remodelación de las urgencias. Un portavoz de Ferrovial, por su parte, se limitó ayer a admitir como buena la versión del Imsalud.
Ninguna de las dos partes facilitó ayer el coste de las actuales obras.
Las planchas de PVC que han demostrado ser defectuosas fueron colocadas en todo el edificio de urgencias menos en la entrada y en la sala de espera de los familiares, donde se colocó un granito que ha resistido bien el paso del tiempo. No todo el PVC instalado, sin embargo, será sustituido por terrazo. "El más deteriorado es el de los pasillos y zonas de paso. El que está en otras dependencias y por el momento haya resistido bien será mantenido y será sustituido en el futuro", explicó un portavoz del hospital.
Las obras de remodelación no están siendo fáciles para los enfermos y pacientes del Ramón y Cajal, según denunció ayer el sindicato CGT. A las 13.00 de ayer había 16 pacientes en camas situadas a ambos lados del pasillo principal de las urgencias.
"Si llega un paciente en estado muy grave, hay que trasladarle por este pasillo. Es imposible hacerlo de forma rápida y segura con todas estas camas en medio. La situación es insoportable por mucho más tiempo", denunció la delegada de CGT en el hospital, Mar Vázquez.
El portavoz del hospital admitió las "molestias" que las obras están causando en urgencias. "Estamos reparando el suelo por fases, para no desatender la asistencia médica. Y las obras las hemos hecho en agosto, porque en estas fechas el número de ingresos desciende desde los 450 o 500 hasta los poco más de 300", explicó.
La primera fase, que arrancó a principios de mes y se prolongó hasta la semana pasada, afectó a las zonas de observación y traumatología. La segunda fase, que culminará el próximo día 28, ha obligado a clausurar el TAC de urgencias y a trasladar la zona de observación y otros servicios a la primera planta del hospital.
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