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UGT alerta de que la industria turística crece a costa de la mano de obra sumergida del sector

El incremento del número de negocios no tiene correlato con el aumento del personal

El sindicato UGT alertó ayer del incremento de la economía sumergida en la provincia de Alicante, singularmente en el sector servicios. Mientras la Costa Blanca duplicó la planta hotelera el pasado año y aumentó el número de establecimientos de ocio, el paro lejos de reducirse subió durante los meses de agosto de 2001 y 2002, según un informe elaborado por el sindicato. UGT exige a la Administración que intervenga para que los empresarios no se enriquezcan en perjuicio de los trabajadores y del propio sistema público de la Seguridad Social.

La realidad descrita ayer en cifras por UGT es incontestable.Un simple análisis de los datos sobre la reducción del desempleo en el sector servicios en los últimos cuatro años lleva a la siguiente conclusión: el crecimiento de la industria turística no tiene correlato en la creación de empleo, según los datos recabados y dados ayer a conocer por UGT. La explicación, a saber, el crecimiento sostenido de la economía sumergida en la Costa Blanca. Así, mientras en 1998, durante los meses de junio y julio, el paro disminuyó en 2.922 personas; en 2003, los desocupados del sector fueron 903 menos. Óscar Llopis, secretario de Acción Social y Comunicación de UGT en la comarca de L'Alcantí, exigió la urgente intervención de la Administración para que incremente el número de visitas de los inspectores a los enclaves turísticos y poder atajar esta gangrena.

Por lo que respecta a otros sectores, el panorama ofrecido por UGT no es mucho más favorable. Si bien durante el primer semestre de este año se realizaron 231.406 contratos (11,71% más que durante el mismo período del pasado año), los contratos más realizados fueron el eventual y el de obra y servicios.

El 58% de las contrataciones realizadas durante el primer semestre de este año fue eventual, con 133.632; y el 19,5% fue a tiempo parcial, con 45.249 contrataciones. Pero el sindicato va más allá y, a tenor de sus cifras, casi el 60% de las relaciones contractuales a tiempo parcial no superó los tres meses.

Respaldado con estos datos, Llopis criticó las consideraciones de "autoalabanza y complacencia" que, desde el Gobierno Valenciano, se efectúan en torno a la realidad sociolaboral de la Comunidad. Las cifras corroboran, según el sindicalista, una realidad bien distinta y reflejan, a su juicio, la elevada precariedad del empleo.

Sólo el 11,71% del total de las contrataciones fue indefinida. Por lo que respecta al colectivo de los jóvenes, 105.098 personas menores de 29 años obtuvo un trabajo -51,44%-. El 72% fue a tiempo completo; y el resto, parcial.

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El sindicalista reprochó a la patronal la "poca" utilización que se hace de los contratos formativos (tan sólo un 3,47%) y que, a su entender, suponen una posibilidad para integrar en el mundo laboral a los jóvenes. Del total de los muchachos que lograron un empleo, sólo un 12% consiguió un contrato indefinido.

El epígrafe de la mujer trabajadora merece una mención aparte del informe. UGT subraya que el paro femenino es superior al masculino en ocho puntos. La situación en nada ha variado desde 1998. Si cabe, según el sindicato, ha empeorado en un punto porcentual. De forma que hace cuatro años, el número de féminas desocupadas era de 53,53%; mientras que en junio de 2003, el índice se situó en un 54,60%.

La siniestralidad fue otro de los puntos sondeados. Juan Francisco Richarte, responsable de Salud Laboral de UGT, enfatizó que el 70% de los accidentes laborales de la provincia se registró entre empleados con contratos temporales. Mientras, el 65% de los accidentes ocurrió entre empleados con antigüedad inferior a un año. Richarte definió al prototipo del trabajador accidentado como una persona joven. De hecho, según el dirigente sindical, los trabajadores con menos de 25 años sufrieron accidentes laborales más del doble que los trabajadores de entre 40 y 45 años.

Richarte basó esta teoría en la alta temporalidad que padece en el empleo el colectivo juvenil. La tasa de temporalidad, continuó, se sitúa en el 70%, extremo que lleva a los jóvenes a una continua rotación en los puestos de trabajo que les impide la adquisición de una experiencia laboral adecuada. El sindicalista aludió también al "deterioro" de la salud laboral que padecen los trabajadores irregulares y extranjeros indocumentados, cuyo alcance real es incierto.

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