Veinte años no es nada
Ayer publicaron los periódicos españoles dos noticias siamesas separadas por el bisturí del redactor jefe: por una parte, 18 etarras presos en Nanclares de la Oca han denunciado como altamente negativa la lucha armada; por otra, Herri Batasuna ha amenazado a un periodista de Cambio 16 por denunciar en un reportaje la mafia que se esconde tras el llamado impuesto revolucionario. Las dos noticias, publicadas por separado, transmiten la impresión de que el terrorismo es un pozo sin fondo: unos acaban, empiezan otros. Sin embargo, uniendo las dos noticias, podemos llegar a una conclusión interesante. A veces, los puzzles de dos piezas son los más sugerentes.
Veamos: unos presos condenados por terrorismo deciden, tras unos años en prisión, que la lucha armada es altamente negativa. Mientras tanto, otras personas se disponen a ser futuros presos arrepentidos en el futuro de sus futuros actos terroristas. ¿Cómo detener esta espiral? Muy sencillo: al señor o señora que sienta el deseo irrefrenable de matar le propongo que, en lugar de darle muerte, le dé un elepé de Los Pecos. Así le demostraría que está convencido de que merece lo peor, aunque no lo asesina por si cambia de opinión. "Si dentro de veinte años sigo pensando lo mismo, te mato, que lo sepas. Ten el disco, para que veas que no tengo entrañas". De esta forma, derivando la muerte a veinte años, nos ahorraríamos muchos males más, dado que no hay muchos terroristas que sigan defendiendo la vigencia del terrorismo pasados veinte años, y en cambio los muertos siguen muertos al cabo de veinte años. Llegará 2002 y alguien dirá: "Lo siento, estaba equivocado, la lucha armada es altamente negativa. Si lo llego a saber en 1982 no te mato. Espero que no me guardes rencor". En lugar de eso, podría decir: "¿Te gustó el disco? Yo me he hecho fan de tanto regalarlo".
Ya sé que es 11 de agosto y que no es momento. ¿Prefieren que les comente el nuevo Campeonato del Mundo de Ángel Nieto? Ya ni se sabe cuántos van. Todavía hay esperanzas de que Maradona debute en el Teresa Herrera, aunque este verano casi nadie habla de fútbol, por la depresión pos Naranjito. No se ven camisetas de Naranjito en las playas, toda España finge que el Mundial nunca existió, quién recordaría el Mundial de no ser por el concierto de los Rolling Stones. También podemos comentar el atentado terrorista en la sinagoga de París, o la inminente retirada del ejército israelí de Líbano, que dejará tras de sí un rastro de miles de muertos.
¿Por qué no se lo piensan todos veinte años? Aun en el caso de que la muerte de un ser humano contribuyera a la liberación de un pueblo, ¿qué son veinte años de retraso en la liberación de pueblos de historia milenaria? Hacemos una tregua de veinte años, y a partir de 2002 volvemos a matarnos todos, con mayor ímpetu si cabe. ¡Qué veinte años pasaríamos! Si ya es lo único que nos queda para ser un país normal. Hubo amnistía, tenemos Constitución, libertades, autonomías, un Estado laico, y ahora estamos a la espera de que el PSOE gane las elecciones por mil a cero para zanjar el golpismo y meternos en Europa.
Un ciudadano británico, Michael Fagan, asaltó el palacio de Buckingham porque sentía que tenía que decirle algo a Isabel II, y se metió en su cama en la noche. Yo, modestamente, sin meterme en la cama de nadie, que esas cosas se sabe cómo empiezan pero no cómo acaban, también tenía algo que decirle al etarra: antes de matar, piénsatelo veinte años, rey.
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