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Reportaje:Gilad Atzmon | MÚSICA

"Toda la música tiene que comunicar una ideología"

Gilad Atzmon es un personaje tan contradictorio como atrayente. Judío antisionista convencido y militante (casi antijudío) vive sus contradicciones con estudiada naturalidad, incluso con prepotencia, y ha sabido ahondar en ellas hasta convertirlas en armas punzantes tanto en el campo de la literatura como de la música. Israelí exiliado voluntario en Londres, músico de jazz airado (o músico airado de jazz, ambas definiciones cuadran) y novelista en hebreo prohibido en su país de origen, Atzmon vive a caballo entre la literatura y la música aunque, tras escucharle, pueda parecer que su actividad principal sea la de incendiario defensor de la causa palestina.

Estos días han coincidido en las tiendas españolas su primera novela, Guía de perplejos (Ediciones del Bronce), y su cuarto disco al frente de su Orient House Ensemble (Exile, Enja/Resistencia). Mientras que sus discos sólo han encontrado trabas comerciales para circular por Israel, su libro fue directamente prohibido a las dos semanas de salir a la venta. "Para mí no es un gran problema", afirma casi con orgullo. "Tres meses después de prohibir mi libro, los libros de Saramago también fueron prohibidos y seis meses después Barenboim fue declarado persona non grata por haber interpretado a Wagner. Así pues, me encuentro en muy buena compañía". A pesar de ese aparente distanciamiento, la prohibición reaparece como una constante en nuestra conversación. "Prohibir literatura no es un problema israelí, los norteamericanos también están muy activos en este momento porque la prohibición no sólo es la directa, existe también la prohibición y la censura de la industria o de los medios de comunicación que todavía es peor porque la gente puede no notarla". Tras la aireada censura israelí, el libro de Atzmon se ha publicado ya en 15 lenguas, cifra récord para la obra de un escritor novel. "Lo escribí en hebreo para la gente de Israel, por eso veo muy necesario revisar la ceguera de las autoridades. Una ceguera producto a partes iguales de una mentalidad de víctimas y de una mentalidad de ser el pueblo elegido. Para los judíos ortodoxos esa sensación de ser los elegidos es un peso que obliga a vivir sin culpa, pero a los sionistas les lleva al puro egoísmo. Si añadimos que tener mentalidad de víctima significa ser víctima en cualquier circunstancia, es fácil comprender el porqué de esa ceguera".

"Prohibir literatura no es un problema israelí, los norteamericanos también están muy activos en este momento"

El discurso de Atzmon está tan

elaborado que fluye espontáneamente sea cual sea la pregunta hasta el punto de que tras más de cinco minutos de exposición acalorada el músico-literato se queda en blanco: "¿Qué me habías preguntado?". Tanto da la pregunta, todo acaba confluyendo en el Gobierno y en el pueblo de Israel. "Israel es una dictadura fascista. Y el problema es grave porque en otras dictaduras cuando desaparece el dictador el pueblo se libera, pero en este caso toda la sociedad es fascista y ¿cómo liberas a toda una sociedad que, además, no quiere ser liberada? En Israel no hay izquierda, todos los partidos apoyan alguna forma de represión contra el pueblo palestino".

Su literatura, sobre todo la prohibición de su literatura, está haciendo correr ríos de tinta y existe el riesgo de dejar de lado la faceta musical de Gilad Atzmon, con muchos años en la carretera y fuertes puntos de atracción. Atzmon ha optado en sus últimos trabajos por arabizar las melodías judías pasadas por el tamiz del jazz, una forma de extender su discurso al campo musical sin utilizar palabras. "He mezclado plegarias judías con rembetiko griego, incluso utilizo una canción fascista israelí pero totalmente arabizada. Eso es tomar partido. Toda la música, aunque sea instrumental, tiene que comunicar una ideología. En realidad, el jazz siempre ha sido una ideología. A través de las décadas, el jazz ha sido la voz del pueblo negro norteamericano y uno de mis problemas con el jazz contemporáneo es, precisamente, que en los años ochenta ha dejado de ser esa voz para convertirse en portavoz de la clase media blanca burguesa. Debemos recuperar el espíritu de lucha del jazz y hacerlo lo mejor posible, mejor que los estadounidenses para fastidiarles en su terreno, ésa sería nuestra manera de luchar contra su colonización".

El propio Gilad Atzmon concluye el texto de su último disco Exile con dos preguntas sin respuesta: "¿Cómo es que un pueblo que ha sufrido tanto y durante tanto tiempo puede inflingirle tanto dolor al otro? ¿Cómo pueden los sionistas, que están motivados por un genuino deseo de regreso, estar tan ciegos cuando se enfrentan a un deseo similar por parte del pueblo palestino? Son preguntas que se hacen algunos judíos y yo se las hago al mundo".

Guía de perplejos. Gilad Atzmon. Traducción de Jorge Salvetti. Del Bronce. Barcelona, 2003. 216 páginas. 18 euros.

El saxofonista Gilad Atzmon.
El saxofonista Gilad Atzmon.CONSUELO BAUTISTA

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