Tres apuestas para seguir creciendo
La operadora propone México, Brasil y el ADSL como destino de sus inversiones
México, Brasil y ADSL. Estas son las tres máximas apuestas de Telefónica para los próximos años. Suponen, desde luego, proyectos de bajo riesgo, que no van a poner en peligro la generación de caja, asegurada por el motor del negocio móvil, que aporta la mitad del beneficio neto de la compañía, y por la aportación de extraordinarios.
Y es que, pese a las dudas que suscita entre algunos analistas, Latinoamérica sigue siendo la gran esperanza blanca de la operadora, por su potencial de crecimiento, pese a que la crisis y la devaluación de las divisas de los mercados locales sigue pasándole factura, con una caída del 16% en ventas y Ebitda en el último trimestre (aunque crecen al 8% en moneda local).
Teléfónica tiene a favor el escaso peso de la deuda, lo que que le ofrece un colchón financiero y no tener prisa por vender activos
La mejora de los resultados en el último semestre no tienen nada que ver con la venta de activos, dice el director financiero.
Según BI Capital, el efecto cambio hará que el peso de Latinoamérica siga disminuyendo en 2003, y no se recupere hasta 2004, aunque señala que aquí reside el verdadero atractivo respecto a sus homólogas europeas, que no pueden presumir de áreas de crecimiento. Esa es precisamente la defensa que se hace desde Telefónica.
Descartada Europa, y con una mercado tan maduro como el español, la única vía de crecimiento es Latinoamérica. México y Brasil tienen 280 millones de habitantes y concentran el 70% del PIB del subcontinente. "¿Qué mejor apuesta podría hacer un operador?", se preguntan en la multinacional española.
En España, al margen del móvil, la estrategia de Telefónica de España insiste en la banda ancha y, en concreto, por la solución del ADSL. La filial de telefonía fija, tras el expediente de regulación para 15.000 trabajadores, no tiene mucho margen para reducir más los costes, así que se va a volcar en convencer a sus 14 millones de abonados a que accedan a Internet con su oferta de ADSL. Actualmente, 1,3 millones disfrutan en España de esta oferta y se pretende lanzar una gran campaña en otoño para duplicar esa cifra en los próximos meses.
Con los costes operativos muy ajustados (los gastos cayeron un 10,9% en el primer semestre), el yacimiento de los extraordinarios para generar la suficiente caja que permita pagar el dividendo y afrontar las inversiones no está agotado ni mucho menos.
"Hay que dejar claro que la mejora de los resultados en el ultimo semestre no tiene nada que ver con la venta de activos, porque la mayor parte de los declarados no estratégicos o no se han vendido (caso de la participación en Pearson) o no se han contabilizado todavía (Antena TV). Y realmente lo único que se ha computado son 131 millones por venta de inmuebles. Por lo que el posible impacto positivo de esas ventas aún está por venir", apunta el director financiero.
Telefónica tiene también a su favor el escaso peso de la deuda, ya que es la operadora incumbente europea menos endeudada lo que, junto a los bajos tipos de interés (el coste medio de la financiación de esa deuda está en el 2%) le permiten un colchón financiero, a diferencia de sus homólogas europeas como France Télécom o Deutsche Telekom que han tenido que deshacerse a toda prisa de activos para no quebrar.
Créditos fiscales
Pero por si fuera poco, los financieros de Telefónica van a recibir un inesperado regalo en los próximos semestres. A cuenta de las pérdidas récord del pasado año, se reducirá notablemente el pago de impuestos ya que se empiezan a aplicar los créditos fiscales.
Y, por fin, el patrimonio inmobiliario. De aquí a 2006 la empresa espera sacar 1.875 millones de euros por la venta de edificios, aunque destinará la mitad de esos fondos a su nueva macrose de la Ciudad de las Comunicaciones.
Un lastre será el efecto financiero del expediente de regulación de empleo en Telefónica de España, que se cargará contra los resultados de la filial, y tendrá un coste de 250.000 euros por trabajadores, lo que arroja un importe de 3.750 millones en el caso de que se apunten los 15.000 trabajadores a los que va dirigido.
Con las monedas latinoamericanas apreciándose, el negocio del móvil creciendo en ingresos y rentabilidad y las filiales deficitarias -Terra Lycos, Media, Data y Atento- en vías de liquidarse o corregir sus pérdidas endémicas, Alierta puede cumplir su promesa de que en 2005 todos sus negocios estén en beneficio neto.
La competencia se queja del abuso de poder
La competencia, agrupada en la asociación Astel, no comparte la visión de Telefónica de que la cuota de mercado se deba a una buena gestión. "Desde Astel, entendemos que su posición en el mercado español se debe principalmente a su negativa a cumplir con la regulación y, en último término, por tanto, a la ineficacia de la regulación y de la actuación de los órganos reguladores", dice Eva Pérez, presidenta de Astel.
Tampoco comparten la exigencia de libertad de precios que pide la operadora o un mayor margen comercial. "El mecanismo de control de precios del operador dominante es un instrumento básico de liberalización que sólo puede ser relajado cuando el mercado alcanza un nivel competitivo adecuado. Con las cifras de reparto del mercado, su reclamación de libertad de precios es desde todo punto de vista absurda", señala Pérez.
La presidenta de Astel señala que es imprescindible mantener el control previo de los planes de descuento de Telefónica para evitar el estrangulamiento de márgenes y garantizar la emulación por parte de los operadores, "de modo que se impidan precios predatorios anticompetitivos".
También rechazan la acusación lanzada desde distintos ámbitos del ex monopolio de que los operadores alternativos no invierten: "Cerca de 22.000 millones de euros en infraestructuras y redes en estos cinco años; el lanzamiento de más de medio centenar de nuevos servicios; una reducción efectiva de precios de casi un 50%, no son muestras de parasitismo. Las situaciones monopolísticas no son buenas no nos engañemos y Telefónica pretende mantener una situación de monopolio".
La máxima responsable de Astel apunta incluso más alto. Reconoce que que el sector está atravesando la peor crisis de su historia, y que todos los operadores han acometido reorganizaciones y recortes de plantilla. "Pero estoy convencida de que si la liberalización del sector se hubiera producido de otra manera, si el dominante no hubiera entorpecido el camino hacia la competencia, el panorama actual del sector en España hubiera sido distinto; menos complejo a pesar de la crisis".
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