"Los dragones y los monstruos tienen sus razones"
El escritor polaco Andrzej Sapkowski (Lodz, 1948) es sin duda la gran revelación de la literatura fantástica de los últimos tiempos. Autor de la saga de Geralt de Rivia, una insólita -por su lenguaje e ironía- serie de espada y brujería, Sapkowski, que ha cautivado a millones de lectores y ha ganado el premio de la crítica polaca -concedido por primera vez a una obra de fantasía-, reivindica con su creación una escritura de calidad y una visión culta e inteligente para el género.
PREGUNTA. ¿Qué tradición de dragones tienen en Polonia?
RESPUESTA. La más importante es la del dragón del Wavell, en Cracovia. En ese castillo, la leyenda sitúa un dragón que se comía periódicamente a una virgen. No sabemos de dónde salía la virgen. Los caballeros se mostraron inútiles contra la bestia hasta que a un zapatero se le ocurrió llenar unas ovejas de veneno y ofrecérselas. El dragón, al que le ardía el vientre, bajó hasta el Vístula y bebió hasta estallar. De ello deben sacarse dos lecciones: no has de comer cualquier cosa y has de tener cuidado con los zapateros.
"No hay literatura que no sea fantástica. El impulso que ha creado a Emma Bovary y a los hobbits es el mismo"
P. ¿Qué aliciente tiene la creación fantástica?
R. No creo en los guetos, para mí la literatura es un todo, Homero y la ciencia-ficción; en mi top ten están Hemingway, Eco, Chandler o Cervantes. Y no hay literatura que no sea fantástica, si exceptuamos las memorias de los políticos que son ya suma fantasía. El impulso que ha creado a Emma Bovary, al alcalde de Zalamea o a los hobbits es el mismo y responde a una característica esencial del ser humano: la imaginación.
P. A menudo usa un lenguaje grueso en sus obras. Supongo que es lógico que a uno se le escapen expresiones fuertes cuando le persigue un dragón o una anfisbena.
R. Sigo la máxima de Jack London: hay que decir palabrotas pocas veces, y donde merece la pena.
P. ¿Qué me dice del sexo y el humor en su creación?
R. Me parecen elementos indispensables. Déjeme añadir que el sexo es como el tabasco, unas gotas lo mejoran todo, pero si te pasas no hay quien se lo coma.
P. Usted es el último eslabón de una larga tradición de literatura fantástica del este de Europa.
R. La literatura eslava ha dado muchos clásicos de fantasía, aunque haya quien piense que todos los maestros son anglosajones. Pushkin, Gógol, Dostoievski, escribieron grandes obras fantásticas. Y por supuesto Stanislaw Lem, y tenemos también a los hermanos Strugatsky.
P. ¿Cree que hay alguna característica propia? ¿Quizá un cierto pesimismo?
R. No creo que el pesimismo sea característico de Europa oriental, al menos en este momento. Estamos vacunados contra él. Quizá lo más específico del género fantástico entre nosotros sea la creencia de que ante todo hay que ser un buen escritor, con bagaje cultural, algo que no tienen tan claro en los países anglosajones.
P. De todas formas, el mundo de su saga es muy crepuscular.
R. Es verdad que hay un tono melancólico. Eso es un aspecto de la propia fábula. En esas novelas, un mundo se acaba, cierto tipo de mundo. Tengo 55 años, he visto mi mundo acabar varias veces, pero cada vez fue al mismo tiempo un principio.
P. Dice que, tras siete entregas, no volverá a su personaje de Geralt de Rivia, el brujo cazador profesional de monstruos que ha enamorado a millones de lectores.
R. Considero el ciclo terminado. Respeto a los lectores polacos, que son inteligentes y no aceptan que se alarguen los ciclos simplemente para ganar dinero. Esos ciclos además son malos para los autores, les impiden innovar. En todo caso, si volviera al mundo de Geralt sería porque tengo algo nuevo e interesante que contar.
P. ¿Tiene que ver su mundo poblado de monstruos amenazadores con los miedos actuales de la Europa del Este?
R. Me parece ir demasiado lejos. Los monstruos responden a la necesidad de la fábula, que exige una división entre el bien y el mal, aunque a mí no me gustan los héroes que no se manchan. Prefiero disolver los límites morales. Mis dragones y monstruos no siempre son malignos, tienen sus razones.
P. ¿De quién se siente más próximo, de los Monthy Phyton o de Conrad?
R. De los Monthy Phyton, decididamente.
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