Blair bate el récord de un líder laborista en Downing Street
La crisis desatada por el 'caso Kelly' empaña la celebración
Tony Blair se convertirá el sábado en el laborista que más tiempo consecutivo ha durado como primer ministro del Reino Unido. Ayer festejó el evento en una conferencia de prensa que puso en evidencia el ambiente de crisis política que acompaña la gestión del Gobierno. Mientras la prensa sólo parecía interesada en el caso Kelly, Blair eludió todas las preguntas relacionadas con la muerte del científico.
Blair compareció en la última rueda de prensa antes de las vacaciones de verano en una buena forma sorprendente. El hombre que hace poco más de una semana aparecía abatido y superado por la crisis desatada por la muerte de David Kelly, el científico que se cortó las venas tras ser identificado públicamente como la fuente de la BBC en unas informaciones críticas contra el Gobierno sobre la guerra de Irak, se mostró ayer seguro y confiado y "con un apetito en nada disminuido" para seguir en Downing Street.
Y es que la política británica va muy deprisa y el Gobierno pasa de la crisis a la euforia en cuestión de días. Tras los sombríos días de julio, el laborismo se presta a celebrar su récord de permanencia en Downing Street. Un récord más bien modesto, que en sí mismo lo dice casi todo sobre las dificultades que siempre tiene el partido para mantenerse en el poder.
Clement Attlee estuvo seis años y 92 días en Downing Street. Había llegado en 1945, recién acabada la guerra, al imponerse entre el electorado su oferta para ganar la paz frente al heroísmo belicista de Winston Churchill. Pero la exigua mayoría que le dio el Gobierno en la segunda legislatura le precipitó a convocar elecciones anticipadas en 1951. Attlee ganó el voto popular, pero no consiguió los escaños suficientes para impedir que Churchill volviera al Gobierno.
Las cosas son ahora muy diferentes para Blair. Sus dos victorias han sido amplísimas y no hay en la oposición un Churchill que le haga sombra. La sombra más alargada es la del número dos del Nuevo Laborismo, el canciller del Exchequer, Gordon Brown, siempre mudo en tiempos de crisis y siempre dispuesto a mudarse al número 10 de Downing Street.
Blair presentó ayer un balance triunfal de esos seis años de laborismo. "Gran Bretaña tiene la inflación, los tipos de interés y el desempleo más bajos en decenios, medio millón de niños han escapado de la pobreza, ha habido inversiones récord en el sistema público de salud, que ha mejorado sus resultados de manera significativa, el crimen está bajando y Gran Bretaña es más fuerte en el mundo. Quedan aún un montón de cosas por hacer, pero estos logros son reales", glosó Blair.
Pero los corresponsales políticos británicos y extranjeros se interesaron poco por ese balance y le acribillaron a preguntas sobre la muerte de Kelly, la crisis con la BBC, la perenne ausencia de armas de destrucción masiva en Irak. Preguntas que ponían de relieve la crisis que vive el Gobierno de Blair a pesar de sus éxitos económicos.Y aunque el primer ministro eludió las respuestas refugiándose en que está en marcha una investigación judicial, admitió que la muerte del científico ha abierto un debate sobre las relaciones entre los medios y los políticos.
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