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La violencia en Congo continúa pese al despliegue de fuerzas de paz

Con nuevos combates cada día, la violencia en la región de Ituri, al noreste de Congo, no se ha detenido pese al despliegue en junio pasado de 1.500 soldados de la Unión Europea, según Médicos Sin Fronteras (MSF). La organización, una de las principales en la zona que atiende diariamente a heridos de guerra, ha denunciado la ineficacia de las fuerzas de paz. Las fosas comunes con decenas de cadáveres siguen apareciendo, la última el lunes pasado con los cuerpos mutilados de 22 mujeres y niños. "Es una guerra contra los civiles", afirma Rafael Vilasanjuán, secretario general de MSF.

El Consejo de Seguridad decidió ayer reforzar su misión en el país. Los soldados, que pasan de 8.700 a 10.800, tendrán un mandato más amplio y permanecerán en Congo por un año más, según informa la ONU. La entrada de las nuevas tropas coincide con la salida el próximo 1 de septiembre de los hombres de la UE, franceses en su mayoría. Además, se ha instituido un embargo de armas en el Este del país. "Hay que ver cómo se lleva a la práctica, pero es muy difícil con los medios que existen", dice Vilasanjuán. "Parece más una respuesta de compromiso".

En Ituri, zona fronteriza con Uganda y cercana a Ruanda, se han registrado las peores acciones contra civiles que desde mayo han causado miles de muertos y más de 100.000 desplazados. "Es la peor catástrofe que hemos enfrentado en los últimos años y no se hace nada por detenerla", advierte Vilasanjuán, recientemente llegado de Bunia. La guerra en Congo se ha cobrado ya más de 50.000 vidas en Ituri desde 1998 y más de dos millones en todo el país.

Bunia, ciudad fantasma

"En ocho días que estuve en Bunia ha habido por lo menos tres incidentes graves con muertes en la zona controlada por las tropas francesas", afirma el secretario general. El mandato de las fuerzas europeas se circunscribe a Bunia, pero sólo un tercio del territorio cuenta realmente con su presencia. "En buena parte, no se puede entrar ni de día. Bunia es una ciudad fantasma. Es ilusorio pensar que esto es una protección", explica.

La organización reclama una intervención internacional que tenga en cuenta un conflicto donde la lucha entre etnias, como hemas y lendus en Ituri, esconde en realidad la implicación política y comercial que tienen países vecinos como Ruanda y Uganda. "La tensión está aumentando en toda la zona de los grandes lagos", afirma Mónica de Castellarnau, especialista de MSF en esta región. "No intervenir ante el peligro que existe de una desestabilización general es una terrible falta de visión política", sentencia Vilasanjuán.

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En Bunia, de los 200.000 habitantes que había antes del conflicto sólo quedan unas decenas de miles, y muchos se refugian en el campamento controlado por la ONU. Pero ni allí la seguridad está garantizada, según MSF. Las milicias penetran en el perímetro y, además de tiroteos, se producen secuestros y violaciones. Ciento sesenta mujeres son violadas al mes, según una ONG local.

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