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Columna
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El desarrollo de América Latina

Joaquín Estefanía

Además de Argentina y Brasil existe el resto de América Latina (AL). La tensión geoestratégica de otras zonas del planeta ha situado al subcontinente en la penumbra. Esa ausencia de conflictos es una oportunidad para el desarrollo de la región en el futuro inmediato. En otoño aparecerá la versión definitiva de un importante estudio sobre El desarrollo democrático en América Latina que está elaborando desde hace bastante tiempo el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), bajo la dirección intelectual del ex canciller argentino Dante Caputo, y en el que han participado políticos, economistas, sociólogos e intelectuales de la zona, y algunos españoles.

No es éste un estudio de oficio, como el que todos los años elaboran los organismos multilaterales (sobresale el del PNUD sobre desarrollo humano), sino que marcará tendencias por la calidad y cantidad del trabajo que incorpora. Uno de los aspectos en los que profundiza es la realidad en que se mueve AL desde hace algún tiempo: el triángulo de la democracia, la pobreza y la desigualdad. "Por primera vez en la historia", dice el borrador del texto, "una región en desarrollo y con sociedades profundamente desiguales está, en su totalidad organizada políticamente bajo regímenes democráticos... Todos los países que integran la región cumplen, por lo menos, con los requisitos básicos del régimen democrático. Sólo los países agrupados en la OCDE comparten este rasgo".

El informe del PNUD profundiza en el concepto de "ciudadanía social", que en AL exhibe extendidas deficiencias: todos los países de la zona son más desiguales que el promedio mundial, y 16 de un total de 18 pueden ser catalogados como sumamente desiguales. En 15 casos, más del 25% de la población vive bajo la línea de la pobreza, y en siete de ellos la cantidad de pobreza supera el 50%. La desnutrición infantil afecta a más del 5% de los niños en 16 de 18 países, y en siete países al menos uno de cada cinco niños carece de acceso a los medios de nutrición más esenciales. El analfabetismo afecta a más del 5% de la población mayor a los 15 años en 14 de 18 países, y en cuatro de éstos, los afectados suben al 20% o más.

Esta es la otra cara de la coyuntura. A veces la urgencia de resolver los problemas más inmediatos (deuda externa, tasa de riesgo país, entrada o salida de capitales, privatizaciones, seguridad jurídica de empresas y bancos, etcétera) evita que los agentes económicos concedan la suficiente atención a la intendencia más primaria. Se trata de un problema de prioridades. El informe destaca tres tendencias muy representativas:

- El promedio regional del PIB per cápita no ha variado de forma significativa en los últimos 20 años: en 1980, ese PIB era de 3.739 dólares per cápita; en 2000, de 3.952 dólares. En medio están todas las reformas estructurales de primera generación (las que figuran en el Consenso de Washington).

- Los niveles de pobreza experimentaron una leve disminución: en 1980, el porcentaje de pobres ponderado por el tamaño de la población representaba para los 18 países de la región estudiados, el 46%; en 2001, ese porcentaje había disminuido tan sólo al 42,2%, fundamentalmente gracias a los avances logrados por Brasil, Chile y México. Sin embargo, en términos absolutos el número de habitantes que se situaba por debajo de la línea de pobreza aumentó: en el año 1990, el número de latinoamericanos pobres era de 190 millones, y en el año 2001 (con una población total de 496 millones), la cantidad de pobres ascendía a 209 millones.

- No se redujeron los niveles de desigualdad: en 1990, el índice Gini ("0" representa la igualdad perfecta en la distribución y "1" la desigualdad perfecta) era de 0,554, mientras que en el año 1999, ese coeficiente subió a 0,580. La alta desigualdad también se expresa en la relación entre los niveles superiores e inferiores del ingreso. La región posee los niveles de desigualdad más altos del mundo en la distribución del ingreso.

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