El acuerdo de Basilea reduciría los préstamos
A partir de la crisis asiática, los préstamos bancarios internacionales a los países emergentes han caído dramáticamente. Dicha caída ha sido particularmente fuerte recientemente en préstamos a América Latina, cuyo flujo neto es claramente negativo. Es de temer que el Acuerdo de Basilea propuesto podría frenar aún más dichos préstamos bancarios a países en desarrollo; ello contradiría una meta importante de gobiernos como el español, de incentivar flujos privados a dichos países, como manera de apoyar su desarrollo económico.
La propuesta del Comité de Basilea, que agrupa a los reguladores de los países industriales, tiene como meta alinear el capital regulatorio bancario con los riesgos que ellos enfrentan. Pero el acuerdo no cumpliría esa meta en relación a los países emergentes.
Es deseable que la versión final de Basilea 2 reduzca los requerimientos de capital para préstamos a países en desarrollo
La propuesta para el nuevo acuerdo sobreestimaría los riesgos de préstamos bancarios a países en desarrollo. Ello aumentaría excesiva e indebidamente los requisitos de capital para dichos préstamos, lo que aumentaría el coste de los préstamos bancarios y reduciría el nivel de préstamos.
En nuestra investigación empírica detallada (*) hemos demostrado que tener una cartera diversificada que incluya países en desarrollo tiene claros beneficios de reducción de riesgo para bancos internacionales, al ser comparada con una cartera que sólo incluya países desarrollados, debido a las menores correlaciones de riesgo entre países ricos y en desarrollo. Los spreads pagados en préstamos sindicados tienden a fluctuar en forma más correlacionada entre países desarrollados que entre países ricos y en desarrollo; lo mismo sucede para la correlacion de las utilidades de los bancos. Variables macroeconómicas más amplias, como tasas de crecimiento del producto nacional, o tasas de interés, también muestran mayor correlación entre economías desarrolladas que entre países ricos y en desarrollo.
Por tanto, un portafolio de préstamos bancarios diversificado en países ricos y emergentes tiene menor riesgo que uno sólo centrado en países ricos. Como Basilea 2 tiene como objetivo alinear el capital con posibles pérdidas inesperadas, es muy lamentable que la actual propuesta no incorpore explícitamente los beneficios de diversificación internacional. A menos que dicha propuesta sea modificada, los requerimientos de capital no reflejarán el riesgo con precisión y van injustamente a castigar los préstamos a países emergentes como los latinoamericanos. Por ello, es muy importante y deseable que la versión final de Basilea 2 explícitamente reduzca los requerimientos de capital para préstamos a países en desarrollo, incorporando los beneficios de la diversificación internacional.
El hecho de que el Comité de Basilea ya haya introducido modificaciones similares en el caso de las pequeñas y medianas empresas parece ofrecer un importante precedente para tal cambio. Ello fue impulsado por el Gobierno alemán, temeroso de que un aumento fuerte de los requerimientos de capital reduciría préstamos a empresas pequeñas y medianas, con efectos muy negativos sobre el empleo. El argumento técnico usado enfatizó que la probabilidad de no pago simultáneo para muchas empresas pequeñas era menor que para unas pocas empresas grandes.
Nuestra investigación permite concluir que una modificación similar es deseable para préstamos a países en desarrollo. De hecho, no hay obstáculos prácticos, teóricos o empíricos a hacer tal cambio, que beneficiaría claramente a los países en desarrollo y a la vez aseguraría una medición más precisa del riesgo y de los requerimientos de capital. El Banco de España ha sido pionero mundial en mejorar la regulación bancaria en materias como la creación de provisiones, que aminoran el efecto cíclico en los préstamos. Por tanto, es de esperar que el hecho de que el Banco de España comenzara a encabezar el Comité de Basilea ayude a que se modifique el Acuerdo de Basilea para que éste sea la vez más preciso y más justo.
Los países en desarrollo no tienen ninguna representación en el Comité de Basilea. Es de esperar que ello no implique que sean injustamente castigados por el nuevo acuerdo. El hecho de que España comience a presidir el comité, país con estrechos vínculos con países en desarrollo, especialmente los de América Latina, abre nuevas esperanzas. Es de esperar que los beneficios de la diversificación internacional puedan ser incorporados.
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