La oposición se une contra Ríos Montt tras los disturbios de Guatemala
La capital de Guatemala recuperaba su ritmo normal ayer tras 36 horas de tensión provocada por violentos piquetes de activistas que habían llegado a la ciudad para forzar la inscripción como candidato a la presidencia de la República del máximo líder del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), el general retirado Efraín Ríos Montt, 77 años. Ríos Montt tiene prohibido por la Constitución optar al cargo, por el golpe de Estado que le llevó al poder en 1982.
Al mesiánico general, actual presidente del Congreso, le ha fallado la jugada de llevar a sus partidarios a la capital para elevar la tensión. Ahora se le señala como principal responsable de por lo menos 46 delitos, 34 de los cuales son atribuibles a las turbas que provocaron caos y destrucción en la ciudad y 12 más al Gobierno, que Ríos Montt maneja a su antojo desde su despacho en el Legislativo. Entre éstos se señala como particularmente grave el hecho de que la policía en ningún momento trató de impedir la ola de violencia que provocó la muerte de un periodista y daños en la propiedad pública y privada. La violencia de los piquetes mereció una condena generalizada de Washington y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. "El proceso democratizador de Guatemala está en peligro", expresó ayer el jefe de la Misión de Naciones Unidas para Guatemala (Minugua), él diplomático alemán Tom Köenings, al referirse a la violenta jornada de protestas realizada la víspera por turbas que reclaman el presunto derecho de Ríos Montt, a ser candidato a la Presidencia de Guatemala.
El bandolerismo del que hicieron gala Ríos Montt y sus seguidores tuvo la virtud de aglutinar a la sociedad guatemalteca. Sectores tradicionalmente irreconciliables como sindicatos y patronal y los partidos políticos de oposición formaron, junto a organizaciones humanitarias y sociales, el llamado Frente Cívico por la Democracia, cuyo primer objetivo es salvar el proceso electoral y la democracia, amenazados por el general.
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