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Sunny Singh narra el contraste entre la India moderna y la tradicional

La escritora india Sunny Singh (Benarés, 1969) empleó seis años en escribir El libro de suicidios de la abuelita. Empezó con 21 años y terminó con 27, "esos años en que vamos por el mundo reflexionando sobre lo que nos han legado las generaciones anteriores y creando un espacio para nosotros mismos", dice, en un castellano casi perfecto. En la novela, que ganó la primera edición de La Mar de Letras. Premio Internacional de Novela de la Diversidad, que publica El Cobre, traza una maraña de recuerdos y relatos y confronta dos personalidades, una abuela poseedora de una sabiduría natural y una nieta que tiene que huir de la India en busca de la libertad y de una nueva identidad.

Tres planos se cruzan en El libro de suicidios de la abuelita, escrito originalmente en inglés. El primero, protagonizado por la abuela, que representa las tradiciones ancestrales de India, y su ambivalente relación con su nieta en un mundo marcado por la violencia y los enfrentamientos entre grupos religiosos. El segundo, por las historias y leyendas que la abuela cuenta, a modo de ejemplo, sobre diosas, reinas y otras mujeres, que terminan siempre con una forma u otra de sacrificio. Y el tercero, por Sammie, la nieta que, después de estudiar en una universidad extranjera, se resiste a regresar a su país y seguir ese destino de sumisión, una trotamundos que vive sumida en un desenfreno de drogas y amantes en México.

Escritura como meditación

"El libro está dedicado a mi abuela y he tratado de recrear su personalidad", explicó Singh en la presentación de la novela, "pero no es absolutamente autobiográfico". Lo cierto es que la autora, licenciada en filología inglesa y periodista, sí pasó tres años en México. Ahora reside en Barcelona donde sigue un curso de doctorado. "Practico la escritura como una especie de meditación y procuro ir eliminando mi ego. El ego del autor puede ser una fuerza destructiva con el proceso creativo".

La huida de la protagonista acaba en un viaje de regreso a la India, pero a una India que ya no es la que ella conoció de pequeña y la que heredó su abuela: "Cuando alcanzó la independencia en 1947, la India tenía un sistema feudal. En 50 años hemos pasado a una democracia viva y vibrante y hemos entrado en la economía de mercado. El mismo proceso en Europa llevó 300 años. Ha sido difícil y muchos no han sabido hacer el cambio. En la novela he intentado articular esta realidad y las culturas que nos llegaron de nuestros antepasados", afirmó.

Y recordó que, con toda su carga de tradicionalismo y misticismo, su abuela sí supo ver que el mundo estaba cambiando. "Ella no tuvo una formación académica formal, pero todos sus hijos y nietos fueron a la universidad. El día en que tradicionalmente honrábamos a las armas de la casa lo cambió para que honrásemos en un altar nuestros libros y lápices. Nos dijo que en el nuevo mundo nuestras armas tenían que ser éstas".

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