Apoteosis 'gore'

Nacido en 1985 en una película dirigida por Stuart Gordon y producida por Brian Yuzna, el Dr. Herbert West (Combs), una suerte de imperturbable Dr. Frankenstein empeñado en resucitar muertos con un preparado de su invención, terminó convirtiéndose, con los años, en un clásico de las parodias gore, tal vez porque la mezcla entre carcajada y destrozo físico tuvo en él uno de los puntos álgidos de toda aquella década.

Vuelve ahora el doctor, con los mismos rasgos un poco más envejecidos, dirigido por el productor de entonces y a partir de los dineros de la Fantastic Factory, en la que Stuart Gordon también colabora... Como se ve, todo queda en casa.

Escaso guión

Es una lástima, no obstante, que quienes han producido este regreso no se hayan molestado en pagar un guión más solvente y hayan dejado todos los recursos para unos efectos digitales que, como es deber y ley en este tipo de productos, se llevan la parte del león del asunto: ojos que saltan, tipos cortados por la mitad que reptan por las paredes, personajes a los que le falta la mandíbula inferior ¿Para qué seguir?

¿Que cómo es la película? Pues un espanto: no tiene historia, no tiene actores solventes, no interesa lo más mínimo; está condenada, y es ése el lamentable signo de los tiempos, a ser un éxito entre los descerebrados que gustan de este tipo de engendros; para el resto, rigurosa abstinencia.