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LA POSGUERRA DE IRAK

Decenas de miles de chiíes piden en Nayaf que EE UU deje de "humillar" a Irak

Los manifestantes amenazan con "una guerra" en la zona donde se desplegarán los españoles

Indignados por los rumores de que uno de sus principales líderes religiosos había sido acosado por EE UU, decenas de miles de chiíes llegados de todas partes de Irak marcharon ayer por las calles de la ciudad santa de Nayaf para pedir la retirada de las tropas norteamericanas. "¡No a EE UU! ¡No a la humillación!", gritaba la multitud sudorosa y enfervorizada bajo el sol infernal de julio. En esta zona chií, aunque más al este, se desplegarán los soldados españoles de la brigada Plus Ultra, que tendrán que lidiar con una población cada vez más descontenta.

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La chispa que desató la furia de los manifestantes fue la ofensa sufrida por su guía espiritual, Muqtada al Sadr, cuya casa del centro de Nayaf, según sus partidarios, fue rodeada el sábado por soldados en actitud amenazante, extremo que niegan los norteamericanos. Un día antes, en su sermón del viernes, Al Sadr había criticado al Consejo de Gobierno iraquí formado a instancias de EE UU y había mencionado la posibilidad de formar un ejército islámico propio.

Los seguidores de Al Sadr amenazaron ayer con llamar a la rebelión si los soldados de EE UU no abandonan la ciudad en un plazo de tres días. "Fue una provocación", declaró a EL PAÍS el jeque Alí Kinami a la puerta de la modesta vivienda del líder chií, a la que acudieron ayer cientos de fieles. "Un tanque y varios vehículos militares rodearon la casa durante cuatro horas, con sus armas apuntando hacia aquí, mientras un helicóptero Apache sobrevolaba la ciudad", explicó Kinami. Al Sadr no quiso recibir a los periodistas y permaneció en el interior de su casa durante la manifestación.

La protesta partió del santuario del imam Alí, uno de los lugares santos del chiísmo, donde está enterrado el yerno del profeta Mahoma. Durante la marcha, algunos manifestantes se golpeaban violentamente el pecho con la mano abierta; otros ondeaban banderas verdes de la dinastía del profeta o negras del islam. Como muestra de su disposición al sacrificio, muchos vestían un manto blanco sobre los hombros. "¡Estamos dispuestos a morir por Muqtaba al Sadr!", gritaban. "¡Sí a un Gobierno presidido por Al Sadr!, ¡No a un Gobierno manejado por EE UU!". Después de recorrer unos cinco kilómetros por las calles de la ciudad con 45 grados de temperatura, la manifestación concluyó con una concentración ante las puertas del cuartel general de las tropas de EE UU en Nayaf.

Allí, el teniente coronel Chris Conlin, jefe del destacamento, esperó a los manifestantes para asegurarles personalmente por medio de altavoces que sus hombres no rodearon la casa de Al Sadar y que EE UU está dispuesto a colaborar con todos los líderes religiosos de Nayaf. Soldados fuertemente armados vigilaban la entrada de la base, bloqueada con vehículos militares. La tensión era grande, pero no se produjeron incidentes. Desde un camión, un hombre pedía a la multitud que no arrojara piedras contra los soldados. "Hoy venimos pacíficamente", dijo un manifestante. "Otro día empezamos la guerra".

Hijo del venerado ayatolá Mohamed Sadiq al Sadr, asesinado por los servicios secretos de Sadam Husein en 1999, Muqtqada al Sadr está considerado como uno de los líderes religiosos más radicales de Irak. Como su padre, el joven Al Sadr tiene su base política entre los campesinos del sur de Irak y el proletariado urbano de las grandes ciudades. El populoso barrio de Bagdad llamado antiguamente Ciudad Sadam, bastión de la resistencia contra el antiguo régimen militar, ha sido bautizado como Ciudad al Sadr en homenaje al dirigente asesinado.

El oscuro incidente protagonizado por Al Sadr, hijo, en Nayaf amenaza con romper la calma en todo el sur de Irak, que se ha mantenido relativamente tranquilo desde que las tropas estadounidenses tomaron Bagdad, el pasado 9 de abril. Ninguno de los influyentes líderes religiosos chiíes ha llamado aún a la rebelión armada contra los ocupantes, aunque Al Sadr y sus partidarios son muy críticos con el nuevo Consejo de Gobierno, de mayoría chií, en el que no tienen representación. La situación en el sur chií contrasta con la violencia imperante en el llamado triángulo suní al noroeste de la capital, donde los soldados de EE UU son hostigados diariamente por leales al régimen de Sadam.

Cuartel general español

Además, el aumento de la tensión en Nayaf se produce poco antes del despliegue en la zona de unos 2.500 soldados españoles y centroamericanos de la brigada mixta Plus Ultra, que estará bajo mando polaco. Soldados de Honduras, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana patrullarán desde septiembre en la provincia de Nayaf, mientras los españoles se encargarán de mantener el orden más al este, en la vecina Qadisiya, donde no se han producido incidentes relevantes desde el final de la guerra. El cuartel general español estará en Diwaniya, situada a 60 kilómetros de Nayaf, mientras que los mandos polacos se instalarán en las ruinas de Babilonia.

No todos en Nayaf están de acuerdo con los planteamientos radicales de Al Sadr, y apoyan a líderes chiíes más moderados como Alí Sistani y Mohamed Baqr al Hakim, también residentes en la ciudad, que sí cuentan con representación en el Gobierno provisional iraquí. "No creo que sea para tanto, aunque los norteamericanos se excedieron al rodear la casa de Al Sadr", comentaba ayer al paso de la manifestación el joven Alí Husein, sentado a la puerta de su comercio de contenedores de aluminio. "Al Sadr no tiene razón y nos está creando muchos problemas en Nayaf. Alí Sistani es nuestro verdadero líder".

Dos soldados estadounidenses observan cómo un clérigo chií trata de contener a los manifestantes en la ciudad de Nayaf.
Dos soldados estadounidenses observan cómo un clérigo chií trata de contener a los manifestantes en la ciudad de Nayaf.REUTERS

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