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La Generalitat y los poderes locales del sur de Francia se unen para reclamar el AVE

Tocados y hundidos. Los poderes locales del sur de Francia, convencidos de que se han quedado sin el tren de alta velocidad (AVE), han decidido formar un grupo de presión para tratar de evitarlo. Ayer se reunieron en Narbona (Francia) alcaldes de las principales ciudades del sur francés (Perpiñán, Narbona y Burdeos) con representantes de los poderes regionales franceses, entre los que se encontraba Jacques Blanch, presidente de la región del Languedoc-Roussillon, y en representación de la Generalitat, el consejero de Política Territorial, Felip Puig.

El mensaje era claro: todos ellos quieren una línea de alta velocidad en el sur de Europa y que esa línea realice tanto la conexión norte-sur, es decir, de Barcelona a París, como una segunda conexión transversal, que vaya de Marsella a Burdeos pasando por Narbona, Carcasona y Toulouse.

Los deseos de los representantes franceses y catalanes reunidos en Narbona topan con varios problemas. El primero, la falta de interés de los gobiernos francés y español. El segundo, la falta de dinero. El tercero, la diferencia de intereses entre los propios reunidos. Blanch destacó la presencia de Alain Juppe, alcalde de Burdeos, en la reunión. Una presencia, dijo, solidaria y que ponía de manifiesto que no hay competencia entre la reclamación de una línea mediterránea y otra en el Atlántico (París-Burdeos-Irún).

Problemas de financiación

Juppe expresó su solidaridad y su convicción de que ambas líneas son importantes. Pero no dejó de manifestar cuál es su prioridad: la conexión Burdeos-Tours-París. Fue el propio Juppe quien puso el dedo en la llaga de las dificultades de financiación. E incluso sugirió, a modo de ejercicio intelectual, algunas posibles soluciones. Por ejemplo: en Francia se podrían privatizar las autopistas. También cabría, aseguró, establecer una tasa sobre carburantes.

El horizonte en el que se mueven estos proyectos es el de 2018 para el tramo Perpiñán-Montpellier. Pero siempre dentro del ámbito del deseo, ya que los presentes no dejaron de recordar que el túnel pirenaico entre Figueres y Perpiñán tenía que estar terminado en 2004 y con suerte ese será el año en el que se inicien las obras. Para combatir los cinco años de retraso de los proyectos, el presidente de la región de Languedoc-Rousillon, Jacques Blanch, anunció movilizaciones a favor de un AVE en el sur, pero no explicó ni en qué consistirán ni para cuándo están previstas.

El consejero catalán Felip Puig recordó que la ampliación de la Unión Europea hacia el este no debería suponer el abandono de los proyectos en el sur de Europa. Todos trataban ayer de transmitir una sensación de euforia por la aparente unión. No obstante, la procesión iba por dentro.

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