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CUMBRE DE LA IZQUIERDA EN LONDRES

Lula pide un pacto para crear infraestructuras en los países pobres

El presidente brasileño critica el proteccionismo económico de las naciones más desarrolladas

Los presidentes de Brasil, Inázio Lula, y de Suráfrica, Thabo Mbeki, aprovecharon ayer la cumbre de los líderes del centro-izquierda para denunciar los abusos que siguen cometiendo los países ricos. Aunque con visiones distintas, el brasileño -que pidió un acuerdo internacional para dotar de infraestructuras a los países pobres y en vías de desarrollo- y el surafricano hicieron votos para que EE UU ejerza su liderazgo mundial con reglas multilaterales.

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Lula y Mbeki lanzaron sus reivindicaciones en un debate al que asistieron también los jefes de Estado o de Gobierno de Suecia, Nueva Zelanda, Polonia, la República Checa, Hungría y Rumania. Ese debate, que empezó con los agravios Norte-Sur, acabó discutiendo sobre el papel de Estados Unidos en el mundo.

Lula -que se reunirá mañana con el presidente del Gobierno español, José María Aznar, en Madrid- pidió un acuerdo internacional que permita fomentar las infraestructuras en los países pobres y en vías de desarrollo, cuya ausencia merma todas las posibilidades de crecimiento. Dijo, por ejemplo, que Brasil tiene frontera con 11 países, pero en muchos casos no están unidos por puentes ni carreteras. "Para viajar de Brasil a Ecuador hay que pasar por Miami", explicó.

Como en la víspera había hecho el presidente de Chile, Ricardo Lagos, Lula exigió un comercio leal desde los países ricos y denunció que su defensa retórica del libre comercio se contradecía con su proteccionismo y su sistema de ayudas agrícolas. La primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, rompió una lanza a favor de Europa al subrayar que, "aunque muchos quizá piensen que no ha hecho lo suficiente ni lo bastante rápido, Europa ha hecho ya algo con la reforma de la política agrícola común". "El reto ahora es EE UU", subrayó.

La reiteración con que Estados Unidos acabó monopolizando el debate de los líderes socialdemócratas fue quizá una señal del declive de la influencia de Europa en el mundo. Lula tuvo palabras duras con Estados Unidos, pero también conciliadoras. Dijo que Francia y Alemania se equivocaron al proclamar su rechazo a la guerra "porque lo que necesitaba Bush era ayuda, no críticas". Pero denunció el egoísmo norteamericano en lo económico cuando explicó que su antecesor en el cargo, Fernando Henrique Cardoso, visitaba a menudo Camp David, pero no consiguió "ni un dólar de Bill Clinton para Brasil".

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