La izquierda latinoamericana reclama más comercio justo y menos ayuda al desarrollo
Lula: "El realismo político no significa abandonar nuestros sueños"
Los presidentes de Brasil y Chile, Luiz Inázio Lula da Silva y Ricardo Lagos, reclamaron ayer menos ayudas al desarrollo pero más comercio justo. Ésa es la fórmula que la izquierda de América Latina defiende para un continente que está en vías de desarrollo y no en la miseria de muchos países africanos. Lagos participó en un debate del foro mundial del centro-izquierda Conferencia para un Gobierno Progresista, que reúne a cerca de 500 políticos y expertos para debatir sobre la reforma de la tercera vía. Lula, que llega hoy a Londres, hizo su aportación por escrito.
Junto a Lagos intervinieron en la mesa redonda de ayer el ex presidente de EE UU Bill Clinton; el primer ministro de Canadá, Jean Chrètien; el comisario europeo Pascal Lamy, y el ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw. El presidente chileno ha sido el único panelista de habla hispana en las dos primeras jornadas de la conferencia, quizá porque todos los debates se celebran en inglés sin traducción simultánea, a pesar de que la conferencia tiene la ambición de debatir el futuro del centro izquierda en todo el mundo. A las jornadas no ha acudido el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.
Lagos dejó los papeles a un lado y encandiló al público con su lenguaje franco y directo. "Normalmente, siempre se presenta a Chile como el mejor alumno de la clase", arrancó, explicando que esos parabienes se debían sobre todo a la disciplina con que el país ha ido acatando los dictados de las instituciones de Breton Woods, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). "Pero eso no significa que el consenso de Washington sea bueno", advirtió, porque esas políticas sólo se basan en la búsqueda del crecimiento económico. "Eso es necesario, pero es imperfecto. Si hemos reducido la pobreza del 40% al 20% es por nuestras políticas, no sólo por nuestro crecimiento". "Lo importante es que si tienes crecimiento tengas políticas para decidir en qué regiones decides actuar para reducir la pobreza", dijo.
El presidente chileno arrancó aplausos cuando criticó el proteccionismo de las grandes potencias comerciales. "La ayuda al desarrollo es esencial en África, pero no es lo importante para América Latina. Para América Latina, lo importante es que pueda haber comercio". "Cien mil millones es mucho dinero y se puede hacer algo más que destinarlo a ayudar a las vacas de Europa", ironizó ante la complacencia de gran parte del público. Lagos coronó la intrepidez de su intervención con una crítica directa a EE UU y Reino Unido por sus presiones durante la crisis de Irak para forzar el apoyo de Chile en el Consejo de Seguridad. Y lo hizo flanqueado por Clinton y Straw. "Si soy miembro permanente y tengo el voto y el veto, cuando me abstengo me dan las gracias", dijo. "Pero si sólo tengo el voto y me abstengo, nadie me dará las gracias y me recordarán que estoy negociando un acuerdo comercial muy importante. Una cosa es tener un acuerdo comercial y otra que te pregunten cómo vas a votar en el Consejo de Seguridad", se quejó.
Otros dos presidentes latinoamericanos participarán desde hoy en la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de la tercera vía que se celebra en paralelo a la conferencia, el brasileño Lula da Silva y el argentino Néstor Kirchner. En su aportación por escrito a los debates de la conferencia, publicada ayer en el diario The
Guardian, Lula advierte: "El realismo político no significa abandonar nuestros sueños".
Lula denuncia que en los años noventa Brasil y otros países de América Latina fueron "un laboratorio para las recetas del desastre económico" y defiende el modelo que quiere implantar el Partido de los Trabajadores Brasileños: "Un proyecto que combina crecimiento económico con redistribución de los ingresos, profundiza la democracia política y afirma la soberanía de nuestro país en el mundo". "La retórica del libre comercio contradice las prácticas proteccionistas de los países ricos", afirma Lula en sintonía con Lagos. "Los flujos incontrolados de capitales pueden desestabilizar un país en cuestión de horas", añade. "Ese estado de cosas reclama una nueva política exterior para construir un nuevo orden que sea más legítimo y más democrático", reclama.
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