Clinton: "La nueva derecha convierte en división cualquier diferencia"
Bill Clinton defendió ayer una solución pacífica para el problema de Corea del Norte inspirada en la permanente obsesión de la Tercera Vía de ocupar políticamente el territorio rival. El ex presidente de EE UU propuso un plan basado en tres grandes patas: "Garantizar a Corea del Norte que no será una nueva Alemania del Este", es decir, que no desaparecerá; ayudar al país de manera que su población tenga lo que de verdad necesita: dormir caliente y con el estómago lleno; y garantizar que el país podrá tener relaciones políticas con los demás vecinos. "Esta gente es buena haciendo misiles y bombas. Hay que lograr que destinen esa energía a fabricar otras cosas", dijo, renegando de las soluciones agresivas de su sucesor, George W. Bush.
Clinton advirtió del peligro de los neoconservadores, capaces de aceptar reformas y de engatusar así al público. "La nueva derecha convierte en división cualquier diferencia", advirtió. Pero al mismo tiempo se mostró muy pragmático. "Lo que mejor entiende la actual Administración americana es el argumento del dinero", explicó. "Hay que cambiar el paradigma de Kyoto demostrando que la energía alternativa es un gran negocio".
Defendió la necesidad de que los Gobiernos de la Tercera Vía acaben las reformas internas, sigan haciendo hincapié en la importancia de los temas de seguridad; poner en marcha una agenda comercial que favorezca el crecimiento y la justicia; apoyar a las ONG en todo el mundo y conseguir que EE UU vuelva a la cooperación internacional.
El comisario europeo Pascal Lamy advirtió contra el peligro de que una globalización caótica acabe en desintegración. "La mayoría de nosotros somos globalizadores, pero no nos gusta la que tenemos, demasiado buena para el rico y mala para el pobre", dijo. "El multilateralismo es una de las prioridades de los gobiernos progresistas", precisó, aunque admitió que algunas instituciones son legítimas pero no eficaces, como la ONU, y otras, como la Organización Mundial de Comercio (OMC), son eficaces pero no tan legítimas.
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