"África no tendrá paz sin ayuda al desarrollo y a la democracia"
El presidente de Mozambique, Joaquim Chissano (Chibuto, 1939) ha sido nombrado presidente de turno de la Unión Africana, la organización heredera de la antigua Unión de Estados Africanos y cuyos 52 países miembros celebran desde ayer su segunda cumbre en Maputo (Mozambique). Chissano releva en el cargo al presidente surafricano, Thabo Mbeki, y pretende utilizar su experiencia como mediador para apaciguar los conflictos del continente. El mandatario concedió recientemente una entrevista a tres periódicos europeos, entre ellos EL PAÍS, en su residencia de Maputo.
Pregunta. Toma las riendas de la Unión Africana tras un año marcado por la inestabilidad en Congo, Costa de Marfil, Liberia y Zimbabue entre otros países. ¿Cuáles serán sus prioridades en este ámbito?
"En la corrupción se necesitan dos personas y en África no siempre son dos africanos"
Respuesta. El tratamiento de los conflictos será siempre mi primera prioridad. Los presidentes que me han precedido en el cargo ya lo han intentado y creo que la clave no está en tratar el conflicto como tal, sino en atacar sus causas.
P. ¿Y cuáles son éstas?
R. Sin ninguna duda no tenemos un buen escenario económico y de desarrollo social. Será difícil mantener la paz y el buen gobierno mientras no haya un buen control de la pobreza y en esto pedimos la colaboración a los países ricos. Éstos deben saber que en África no habrá paz sin ayuda al desarrollo y a la democracia.
P. ¿Qué papel reserva para EE UU y la Unión Europea en la resolución de estos conflictos?
R. Esperamos cooperación para mantener la paz, pero no podemos admitir el intervencionismo unilateral. La aportación de las diferentes potencias mundiales debe ser importante pero también nos estamos preparando para jugar un papel más preeminente en el panorama internacional.
P. ¿Cómo valora la intervención europea en el reciente conflicto del Congo?
R. En Congo, Europa, África y los propios congoleños tienen unos objetivos comunes. Creo que la intervención europea ha sido consensuada y, en ningún caso, una decisión unilateral por parte de la UE, por lo que creo que ha sido positiva. En cualquier caso, son los congoleños los que deben regir su destino.
P. ¿Se puede aplicar la misma máxima al conjunto de África?
R. Sí, debe hacerse. Los africanos deben tomar conciencia de sus propios problemas y conflictos y afrontarlos ellos mismos. Sólo así podrán resolverlos.
P. Según los últimos informes sobre corrupción, cinco de los diez países más corruptos del mundo son africanos. ¿Se puede combatir este mal?
R. Se tiene que hacer, ya que la corrupción está frenando nuestro desarrollo. Pero la corrupción es como el sida: se contagia con el contacto íntimo con la gente contaminada. Para que haya corrupción necesitas a dos personas, y en nuestro continente éstas no siempre son dos africanos.
P. En sus 17 años como presidente de Mozambique ha firmado y mantenido un acuerdo de paz que ya tiene 11 años de vida y que acabó con una guerra civil de casi dos décadas. ¿Cómo lo ha conseguido?
R. Desde la firma de la paz en Roma, en 1992 hemos apostado por potenciar las instituciones democráticas y por normalizar las relaciones con la oposición. Este proceso ha generado crecimiento económico pero todavía nos quedan problemas, como el sida.
P. ¿Cómo piensa combatir el avance de esta pandemia en su país y en el conjunto de África?
R. Hay que continuar con los esfuerzos que se están haciendo para prevenir el contagio, pero también tenemos que luchar para que nuestra gente pueda acceder a los tratamientos existentes contra la enfermedad. Dar tratamiento con fármacos antirretrovirales es ahora nuestra prioridad, sobretodo para salvar la vida a las mujeres embarazadas, a los maestros y a los médicos.
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