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62 esculturas recorren la trayectoria de Jorge Oteiza como 'obrero metafísico'

Girona exhibe obras realizadas de 1935 a 1975 en una de las mayores exposiciones del artista

El artista vasco Jorge Oteiza (Orio, Guipúzcoa, 1908-San Sebastián, 2003) ha conseguido un espacio de honor en la escultura contemporánea, vaciándola de materia y llenándola de metafísica. Las 62 esculturas que configuran Oteiza, el obrero metafísico, la muestra que hasta el 31 de agosto puede contemplarse en el centro de exposiciones de La Fontana d'Or de Caixa de Girona, en la ciudad catalana, permiten recorrer los hallazgos y la trayectoria del escultor, fallecido el pasado mes de abril. Se trata, por cantidad y calidad, de una de las más importantes exposiciones que se han dedicado al creador, entre otras muchas obras, de las esculturas para la Basílica de Aránzazu.

Las obras, en pequeño y mediano formato, creadas entre los años 1935 y 1975, han sido aportadas en su mayor parte, en una compleja y difícil negociación, por coleccionistas privados. En algunos casos proceden de centros museísticos como el Museo Reina Sofía de Madrid o el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Los materiales, que no constituían el centro de las preocupaciones artísticas de Oteiza, van del hierro a la piedra, pasando por la madera, el alabastro, el metacrilato, el cemento coloreado o el bronce.

La muestra, que sigue un orden cronológico, comienza con piezas de sus inicios, entre las que se encuentra la serie maclas. Otro ámbito muestra obras que se inscriben en el constructivismo. Algunas obras se exponen al público por primera vez. Es el caso de Zazpiak, una pieza creada en la década de 1970 y que fue fundida en 2000 bajo la supervisión del autor. La exposición permite comprender la importante exploración del espacio desarrollada por Oteiza, y presta también una especial atención a los escritos del autor sobre la teoría del arte, filosofía, antropología, e incluso se detiene en sus incursiones poéticas.

El comisario de la muestra, Antonio Niebla, asegura que el impetuoso genio creativo de Oteiza le ha convertido, si no en el mejor escultor contemporáneo, sí "en el que ha abierto más puertas a la escultura". Niebla, que mantuvo con Oteiza diversas entrevistas preparatorias de la muestra, le define como un personaje "temperamental, controvertido, polémico, contradictorio, irónico, pero también honesto y generoso". El comisario, que ha redactado un texto en el catálogo en el que aborda el lado humano del creador, recuerda, como ejemplo de su postrero vitalismo, que en una ocasión iniciaron ambos un almuerzo de trabajo en un restaurante a las dos del mediodía y que la animada sobremesa, con dos botellas de vino y una docena de ostras de por medio, se prolongó hasta las siete de la tarde. Durante este tiempo, Oteiza, a sus 93 años, compaginó un clarividente análisis de la realidad social con pullas a diestro y siniestro, con elogios a las nalgas de una camarera. "Él era así, vivió a sangre y fuego toda su vida", concluye.

La exposición viajará a Murcia y L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Para después, los responsables de la muestra, que ha despertado una enorme expectación entre los grandes centros museísticos europeos, han recibido demandas de París, Roma, Lisboa y Berlín.

Una de las piezas que se incluye en la exposición <i>Oteiza, el obre</i><i>ro metafísico,</i><b> que se presenta en Girona.</b>
Una de las piezas que se incluye en la exposición Oteiza, el obrero metafísico, que se presenta en Girona.PERE DURAN

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