Un ataque con bomba hiere a tres soldados estadounidenses en pleno centro de Bagdad
Nueve iraquíes mueren en una explosión en una mezquita en el bastión suní de Faluya
Los ataques contra soldados estadounidenses en Irak, de los que Washington culpa a grupos "terroristas" leales a Sadam Husein, prosiguieron ayer en varios frentes. En pleno centro de Bagdad, junto a la universidad, un artefacto explotó a media mañana al paso de un vehículo militar. Las fuerzas de EE UU en Bagdad confirmaron que tres de sus soldados resultaron heridos y que el intérprete iraquí que les acompañaba se hallaba desaparecido. Según dicha fuente, un artefacto casero causó la explosión, aunque algunos testigos aseguran que fue una granada.
Un camionero iraquí que circulaba por la misma calle salió ileso de la explosión, pero su camión quedó inservible. "Venía de la Universidad Mustansiriya. De pronto escuché un gran ruido y vi un coche de los americanos convertido en una bola de fuego", relataba a este periódico Yahar Kadum, de 49 años. "Mi camión se incendió rápidamente y tuve que salir por la puerta del pasajero". Horas después todavía había un fuerte olor a goma quemada en la zona. Una floristería cercana sufrió la rotura de varios cristales y sus propietarios barrían los destrozos mientras se quejaban de su infortunio.
"Estas explosiones son un mensaje a los americanos, porque no han hecho nada por el pueblo iraquí", declaró un testigo del ataque a la agencia Reuters. "Habrá más y más explosiones".
Otros tres militares de EE UU sufrieron heridas en dos incidentes separados, uno cerca del aeropuerto de Bagdad y otro en la ciudad de Samarra, a unos 120 kilómetros al norte de la capital.
Cerca de Bagdad, la ciudad de Faluya fue escenario la noche del lunes de otra explosión, en la que murieron nueve iraquíes que rezaban en una mezquita, entre ellos el imam, según Reuters. Algunos habitantes de este bastión suní, escenario de varios enfrentamientos en las últimas semanas, acusaron a los norteamericanos del incidente, lo que éstos negaron. "Ningún avión estadounidense intervino, ni tampoco nuestra artillería. Fue simplemente una explosión en un edificio anejo a la mezquita", dijo un portavoz militar en Bagdad. Miles de personas asistieron ayer al entierro de las víctimas gritando consignas contra EE UU.
Los ataques contra patrullas estadounidenses se han hecho tan frecuentes desde la caída de Bagdad, el pasado 9 de abril, que el propio jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, tuvo que asegurar que EE UU no se ha metido en otro Vietnam. Rumsfeld dijo que los combates contra los partidarios de Sadam que aún resisten durarán todavía "algún tiempo" y culpó de los ataques a grupos de saqueadores, delincuentes, terroristas extranjeros, chiíes con apoyo de Irán y militantes del partido Baaz.
Pero el jefe de la Administración estadounidense de Irak, Paul Bremer, afirmó ayer en una conferencia de prensa que se trata de "comandos" profesionales vinculados al régimen de Sadam y prometió que las fuerzas de EE UU los aplastarán.
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