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Sharon dice junto a Abu Mazen que está dispuesto a pagar un precio por la paz

Israel permitirá a Arafat viajar a Gaza, aunque no levantará su confinamiento

Israel permitirá al presidente palestino, Yasir Arafat, viajar a Gaza desde Cisjordania, sin que ello signifique el fin del confinamiento que sufre desde diciembre de 2001, que le mantiene bajo arresto en su cuartel general de la Mokata, en Ramala. El ministro israelí, Ariel Sharon, comunicó esta decisión ayer personalmente al jefe de Gobierno palestino, Abu Mazen, después de que ambos intercambiaran un mensaje de paz y diálogo en la reunión que celebraron en Jerusalén. "Israel está dispuesto a pagar un precio en aras de la paz", dijo Sharon.

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La decisión de Sharon de mitigar el confinamiento de Arafat supone la aceptación parcial de una de las exigencias reivindicadas de manera unánime por los grupos radicales palestinos en su declaración de tregua, difundida el pasado domingo, en la que reclamaban la libertad absoluta de movimientos para el presidente.

El primer ministro israelí anunció también su intención de estudiar la posible libertad de los detenidos palestinos, que permanecen recluidos en centros de internamiento en el desierto del Neguev, en Israel, y sobre los que no ha recaído ninguna sentencia firme de un tribunal. Se negó sin embargo a liberar a aquellos activistas que tengan o puedan tener manchadas las manos de sangre, entre los que se encontraría el líder de los Tanzim y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, Marwan Barghuti.

El gesto de Sharon supone un paso importante y significativo hacia la distensión del conflicto israelo-palestino y el establecimiento de medidas de confianza mutuas, una doble exigencia impuesta en la Hoja de Ruta, que se lanzó el pasado 4 de junio en la cumbre de Áqaba (Jordania) y que ha empezado a aplicarse desde hace 48 horas, con dos decisiones trascendentes: la primera, el anuncio de tregua de cinco organizaciones radicales palestinas; la segunda, el repliegue de las tropas israelíes de la Franja de Gaza. El siguiente paso se dará hoy, miércoles, cuando las tropas se retiren de Belén, iniciando con esta operación el repliegue general en Cisjordania, que podría quedar ultimado antes de seis semanas.

Sharon y Abu Mazen quisieron solemnizar ayer este inicio del proceso de pacificación, intercambiando mensajes de diálogo que fueron leídos desde Jerusalén y difundidos al mismo tiempo por las televisiones israelíes y palestinas. Los dos leyeron sus mensajes en su propia lengua: Sharon en hebreo, Mazen en árabe. Después se reunieron con algunos de sus ministros, en el despacho del jefe de Gobierno israelí, para ultimar los detalles de las próximas operaciones de paz.

"Basta ya de muertes"

"Basta ya de muertes, basta ya de tragedias, basta ya de dolor, vayamos hacia el futuro", anunció Abu Mazen en su discurso, mientras adelantaba que iba a plantear a su interlocutor una serie de reivindicaciones claves para la paz, como el fin de las incursiones militares, la libertad de los prisioneros, el libre movimiento de la población palestina, la congelación de los asentamientos de colonos judíos o la paralización de los asesinatos selectivos.

El mensaje del jefe del Gobierno israelí fue también, como el de Abu Mazen, un ejemplo de moderación y diálogo, como si de antemano alguien, posiblemente Estados Unidos, les hubiera puesto de acuerdo.

"Hoy tenemos una nueva oportunidad para los dos, con un futuro lleno de esperanzas que parece más alcanzable que en el pasado. Israel está dispuesta a pagar un alto precio en aras de la paz", recalcó Sharon, insinuando a continuación una serie de reivindicaciones, que después serían explicitadas a Abu Mazen en su despacho. La más importante de las cuales es la "necesaria erradicación de las redes terroristas" y el desarme de las facciones radicales.

La próxima cita de la paz será hoy en Belén. Las tropas israelíes empezaron anoche a recoger todo su utillaje, mientras las autoridades municipales reclamaban a los mandos del Ejército un repliegue total y absoluto, incluidos los alrededores de la Tumba de Raquel, un lugar venerado por judíos y árabes, punto de peregrinación de las dos comunidades que, desde el inicio de la Intifada, los israelíes han convertido en un enclave fortificado. Pero, sobre todo, las autoridades de Belén planteaban a los militares una segunda reivindicación, la de no quedar aislados y cerrados, permitiéndoseles el acceso a Jerusalén Este.

El jefe del Gobierno palestino, Abu Mazen (izquierda), y el primer ministro israelí, Ariel Sharon, ayer en Jerusalén.
El jefe del Gobierno palestino, Abu Mazen (izquierda), y el primer ministro israelí, Ariel Sharon, ayer en Jerusalén.AP

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