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Los obispos de Brasil salen en defensa de las palabras de Lula

Juan Arias

Las polémicas afirmaciones del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de que "sólo Dios" puede impedir el nuevo curso que va a tomar Brasil, y no el Parlamento ni el Poder Judicial, y que estuvieron al borde de crear una crisis institucional, acaban de recibir un apoyo de la Conferencia Episcopal Brasileña, por boca de su presidente, Geraldo Majella, quien ha afirmado que "Lula no ha usado el nombre de Dios en vano".

Lula recibió el jueves en su despacho al presidente de los obispos mientras aún arreciaba en el escenario político la polémica sobre sus declaraciones, de las que tuvo que retractarse. Después del encuentro, durante el que Geraldo Majella pidió al presidente que acelerase los proyectos de reforma social, ya que, dijo, "la miseria y el hambre en este país no pueden seguir aumentando", preguntado por los periodistas qué pensaba sobre las tan discutidas afirmaciones del presidente Lula, el jefe del episcopado respondió sonriendo que Lula "no está usando el nombre de Dios en vano" cuando lo cita en sus discursos. Rápidamente surgió la pregunta: ¿quiénes son entonces los políticos que usan el nombre de Dios en vano, considerado por la Iglesia como uno de los mayores pecados? Y Geraldo Majella, sonriendo de nuevo, respondió: "Pues los que sí lo usan para sus enjuagues, para convertirse en mesías". Ante la insistencia de los periodistas de que también el Parlamento, por ejemplo, podría impedir las reformas, Geraldo Majella, con gran estilo diplomático, explicó así su postura: "Sólo Dios puede impedir una reforma, si ésta no estaba en sus planes". La defensa de Lula por parte de los obispos no ha extrañado demasiado, ya que es sabido que mientras la Iglesia de Brasil es, como todas las demás, conservadora en lo dogmático, es enormemente abierta en lo social y había apoyado a Lula en las elecciones.

Lula fue también arropado por la opinión pública, que inundó de cartas los periódicos nacionales y locales defendiendo su postura de querer enfrentarse contra los poderes que intentan impedirle hacer las reformas para construir un Brasil menos injusto. Y lo defendió ayer en su editorial el diario O Globo, de gran influencia política.

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