La vida del periodista Lmrabet queda en manos del rey marroquí
El tribunal de apelación de Rabat confirma la condena del reportero y la recorta a tres años
Sólo una gracia real puede ahora salvar al periodista marroquí Alí Lmrabet de la muerte. El tribunal de apelación de Rabat mantuvo ayer, aunque recortándola de cuatro a tres años, la condena a prisión de Lmrabet por "ultraje al rey" y el cierre de sus semanarios en francés, Demain, y en árabe, Douman. Desde el hospital Avicenas, donde está ingresado, Lmrabet, confirmó que seguirá con su huelga de hambre -lleva ya 44 días- hasta recobrar la libertad de expresión.
Con voz débil, Lmrabet declaró desde su cama de hospital: "No albergaba ninguna ilusión en esta justicia tan injusta. La sentencia demuestra que la justicia marroquí está a las órdenes del poder. ¿Por qué ha reducido la condena en un año si mis abogados ni siquiera han podido ejercer el derecho a la defensa? Lo lógico es que el tribunal la hubiese mantenido intacta".
Lmbaret, de 43 años, fue visitado ayer y el lunes por su pareja, Laura Feliu, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, que cinco semanas después de haberlo solicitado obtuvo, por fin, el permiso para acceder a la planta del hospital donde están ingresados los reclusos.
"Lo encontré muy desmejorado, muy débil", declaró Feliu por teléfono. "Ya no se levanta, sufre fuertes dolores musculares y de cabeza y también padece mareos, a causa de los cuales se ha caído de la cama". "Rehúsa además someterse a chequeos o pruebas médicas".
"Conserva, eso sí, toda su cabeza", añade Feliu. "Me aseguró que mantenía intacta la moral". "Estoy", dijo, "más determinado que nunca a continuar la huelga hasta que se restablezcan mis derechos o hasta el final".
Un par de fotomontajes, unos datos sobre el presupuesto de la Casa Real alauí, muy superior al de la española, y una entrevista con un izquierdista marroquí que se declaraba repúblicano, motivaron, el 21 de mayo, la condena de Lmrabet y la prohibición de sus dos semanarios, entre los más leídos de Marruecos.
El periodista, que ya había empezado su huelga de hambre, ingresó en prisión ese mismo día mientras sus abogados, Abderrahim Jamai y Ahmed Benjellun, presentaban un recurso que se falló ayer. Lmrabet no pudo escuchar la sentencia porque los médicos desaconsejaron su traslado al palacio de justicia.
"¡Alí está en peligro!", coreaban ayer, a la salida del tribunal, periodistas y defensores de los derechos humanos indignados por el mantenmiento de Lmrabet en la cárcel. Su disgusto era compartido por numerosas organizaciones, desde Reporteros Sin Fronteras (RSF) hasta el Sindicato Nacional de la Prensa Marroquí, que publicaron ayer comunicados de protesta. "La cabezonería de las autoridades marroquíes puede acabar siendo criminal", advirtió RSF.
Los abogados se plantean ahora recurrir al tribunal de casación, pero, dados los plazos con los que trabaja la justicia, cuando éste se pronuncie Lmrabet puede haber fallecido. A su paso, el lunes, por París, el primer ministro marroquí, Driss Jettu, afirmó que las autoridades marroquíes tratarían el asunto con "sabiduría y moderación". Sus palabras fueron interpretadas como el anuncio de un indulto con motivo, según fuentes diplomáticas, de la Fiesta del Trono, el 30 de julio, una fecha a la que Lmrabet no llegaría con vida. Por eso, sólo si se adelanta la gracia el periodista podría salvarse.
En España, Izquierda Unida intentó ayer, en la Junta de Portavoces del Congreso, promover una declaración institucional que contaba, según su portavoz, Felipe Alcaraz, con el acuerdo del PSOE y de CiU. El grupo parlamentario popular lo impidió "porque considera que es un asunto interno marroquí y no quiere perjudicar las buenas relaciones con Rabat", afirmó Alcaraz.
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