Esperando al 'doctor Sonrisa'
Los payasos de la Fundación Theodora intentan aliviar el dolor y las largas estancias de los niños hospitalizados
Hasta el próximo jueves, doctora Amnesia. La esperaremos como agua de mayo", dice la madre de Marina, un bebé de 11 meses y grandes ojos azules que ha sido sometido a un trasplante hepático. Rodeada de cables y aparatos, la pequeña contempla desde su cuna la llegada de un ser con bata blanca vestido de colores, sonidos, sorpresas y alegría. Es la doctora Amnesia, que, junto a los doctores Flipp, Teflón y Zepi, acude cada semana al hospital La Paz, de Madrid, para aliviar con sus payasadas el dolor y las largas estancias de los niños hospitalizados.
Todos son payasos y actores profesionales del programa Doctor Sonrisa, promovido por la Fundación Theodora, creada en 1993 en Suiza para "aliviar el sufrimiento de los niños hospitalizados mediante la risa y la diversión". Esta organización, implantada en España en 2000, va a destinar durante 2003 174.108 euros, que darán trabajo a 12 payasos en este periodo.
La Fundación Theodora realiza esta labor en más de 50 hospitales de Suiza y otros países europeos, así como de Asia y África. En España trabaja en cinco centros de Madrid (La Paz, Clínico San Carlos, Niño Jesús, San Rafael y Gregorio Marañón), uno en Toledo (Virgen de la Salud) y otro en Málaga (Materno-Infantil).
Según su directora, Tamara Kreisler, la fundación tiene previsto visitar a lo largo de este año a más de 143.000 personas, entre niños y familiares, y su intención es "llegar cada vez a más hospitales de toda España".
José Antonio y Maribel son padres de un niño de 10 años con leucemia, que lleva varios meses ingresado en La Paz, apenas interrumpidos por breves estancias en casa. Al principio, cuando sólo llevaba varios días hospitalizado, al niño le impresionó mucho, según su padre, "ver a sus compañeros sin pelo; estaba triste y aterrorizado ante tantos pinchazos y agujas". Pero el primer día que para él llegaron los payasos cambió su actitud y ahora es uno de sus más ardientes seguidores. Para convertir a los payasos en doctores Sonrisa la Fundación Theodora desarrolla un programa de formación en dos módulos: uno, dedicado a los aspectos artísticos, que se imparte en el hospital Niño Jesús, y otro, dedicado a los aspectos sanitarios, que se imparte en La Paz.
Carmen Sellán, directora de la Escuela de Enfermeras de La Paz y responsable del módulo sanitario, afirma que los payasos aprenden a conocer un hospital por dentro, se familiarizan con sus normas y estructura, con el vocabulario médico, con las medidas de higiene y de asepsia y, sobre todo, aprenden a conocer el corazón de los niños enfermos. Para ello cuentan con toda la ayuda de dos psicólogos, tres enfermeras, un oncólogo infantil y varios pediatras.
El doctor Flipp, con más de tres años de experiencia en esta labor, hace sonar su enorme nariz roja. El pitido despierta las sonrisas de todos los presentes. "A los niños les encanta tocarme las narices", confiesa, y reconoce que "entre tanto yo aprendo a contener las lágrimas en medio del dolor, a mantener viva la sonrisa y a hablar con ellos no sólo con la voz".
Según la doctora Amnesia, trabajar para estos pequeños es "alucinante y gratificante, porque te enseñan a valorar las cosas de la vida en su justa medida". Una tarde a la semana cada uno de los payasos visita una media de 10 minutos a unos 30 niños.
"Pensamos que la risa tiene un efecto terapéutico muy positivo en los pequeños. Son necesarias investigaciones científicas que refrenden esta idea, pero estamos convencidos de ella", asegura Carmen Sellán.
"¿Que si la risa puede ayudar a recuperar la salud de los niños?", se pregunta la doctora Amnesia. "Hace unos días", añade, "conocí a una niña de 8 años, a la que no conseguían bajar los 40 grados de fiebre que tenía. Cuando entré a verla, le pusieron unas compresas de agua fría y yo intenté jugar con ella. Al poco, una enfermera vino a decirme que por fin le había bajado la fiebre".
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