"La UE debe incluir a Hamás en su lista de grupos terroristas"
"La nueva ola de atentados es el último pulso de los enemigos de la paz a quienes creen que hay una salida política negociada. La reunión del Cuarteto (EE UU, UE, Rusia y ONU) el próximo día 22 en Ammán debe ser aún más imperativa. Hay que exigir a las dos partes respetar los compromisos y las responsabilidades. Ojalá que de aquí a entonces la Hoja de Ruta no descarrile totalmente", declara en una entrevista el diplomático español Miguel Ángel Moratinos (1951), el primer representante especial de la UE para Oriente Próximo, que abandona el cargo el próximo 30 de junio, tras seis años y medio de infatigable y tantas veces amarga lucha. Los ministros de Exteriores de la Unión discutirán hoy en Luxemburgo su sucesión, a la que aspiran, entre otros, el embajador holandés en Pakistán, Marcel Kupershoek; la embajadora italiana en Siria, Laura Mirachian, y el representante de la ONU en Líbano, el italo-sueco Staffan de Mistura. Francia y Grecia tienen también sus bazas. Curro Moratinos, ex embajador de España en Israel, será destinado este otoño a Nueva York para ocupar un puesto dentro de la estructura de Naciones Unidas.
"El monopolio norteamericano de solución del conflicto no es posible"
"Los asentamientos son el mayor error y el mayor cáncer que tiene el proceso de paz"
Pregunta. Usted llegó a este puesto en 1996 y se dice que la huella que ha dejado es tan honda que no será fácil encontrar sustituto.
Respuesta. Cuando se me nombró fue un ejercicio de laboratorio. No se sabía qué podía suponer un representante de la UE en una región como Oriente Próximo. No existía la PESC [Política Exterior y de Seguridad Común] tampoco un alto representante , no había una presencia ni una credibilidad de los europeos como ahora. La estructura está mucho más consolidada y sobre todo está garantizada por la presencia del alto representante y por un equipo rodado. Quien venga, estoy convencido de que será muy válido. El tándem Solana-Moratinos o Moratinos-Solana ha funcionado de forma extraordinaria. Lo importante es lograr la paz, y estoy seguro de que habrá paz en Oriente Próximo en 2005 o en 2006.
P. ¿Con Ariel Sharon y Yasir Arafat se puede lograr?
R. Sí. Los dos están lidiando un pulso personal, que se inició en Líbano en 1982 y que aún no ha concluido. Ambos lo ven desde su perspectiva personal e histórica. Tienen caracteres distintos y posiciones diferentes, pero las sociedades israelí y palestina les van a reclamar firmar la paz. Que firme Arafat o su primer ministro, Abu Mazen, es irrelevante. Cierto, por parte norteamericana e israelí en estos momentos, Arafat es un interlocutor no válido. Ignoro si de aquí a 2005 o 2006 las aprensiones personales habrán desaparecido. De lo que estoy seguro es de que hay una fuerza profunda de ambos lados de ir hacia un acuerdo definitivo, porque los dos pueblos están cansados y hartos.
P. ¿Y ese hartazgo lo tienen Hamás u otros grupos radicales?
R. No. Ellos tienen su propia agenda, y la UE debe ser muy clara. Los grupos radicales palestinos tienen ahora una opción política: o aceptan el diálogo nacional que les ofrece Abu Mazen y que les ha ofrecido la mediación egipcia y europea de alcanzar una tregua, y esto hay que plantearlo en términos de ultimátum, o deben ser considerados por la comunidad internacional, y en este caso por Europa, como organizaciones terroristas y colocados en la lista de organizaciones terroristas.
P. La UE ya ha colocado a alguno de esos grupos en su lista negra.
R. A la rama militar, pero no al brazo político de Hamás. Europa no puede continuar ayudándoles a encontrar un acuerdo político con Al Fatah y con otros miembros de la estructura palestina si siguen colocando bombas. La conciencia política europea hoy día tiene que ser muy clara.
P. Entonces, ¿es partidario de incluirlos en la lista de organizaciones terroristas?
R. Absolutamente, si no declaran el alto el fuego. Y no es fácil, porque están internamente muy divididos. Israel tiene que dar a Abu Mazen confianza, tiempo y capacidad, porque sin eso no podrá realizar las reformas. La incógnita es si se podrá evitar una guerra civil en Palestina.
P. ¿Los colonos judíos están dispuestos a ceder?
R. Los colonos se han movilizado porque por primera vez tienen un Gobierno en Israel cuya plataforma es la suya y, por tanto, se sienten más protegidos. La política de asentamientos es el mayor error y el mayor cáncer que tiene el proceso de paz. El Gobierno de Sharon debe saber que todo lo que suponga la continuidad de esa política es imposibilitar la paz.
P. ¿Es justa la percepción israelí de que Europa simpatiza con la causa palestina?
R. La percepción ha sido una de mis obsesiones, pero confieso que no he tenido éxito. Hay dos razones básicas. Una es el peso tremendo de la historia en la psicología colectiva israelí del Holocausto. La segunda es el proceso de paz en sí. Israel dice que Europa tiene una política declarativa muy próxima al romanticismo palestino, que sólo quiere defender sus objetivos e intereses en el mundo árabe y que no comprende ni defiende a Israel. No es justo y no se corresponde con la realidad. Nunca Europa ha dañado los intereses de Israel si se observan los últimos diez años. Todo lo contrario. Lo que la UE tiene ahora que demostrar a Israel es que tiene una voz, que tiene influencia. La Hoja de Ruta es una idea europea.
P. Cuya paternidad asume ahora la Administración de Bush.
R. La lección que hay que extraer de la última ola de atentados es que en gran manera el unilateralismo norteamericano se olvidó de invitar a los otros miembros del Cuarteto a la pasada cumbre de Áqaba. La población palestina creyó que todo lo acordado allí era una imposición norteamericana. Estados Unidos se está dando cuenta de que la realidad es mucho más compleja. Nadie discute que debe liderar el proceso, pero hay que demostrar a la Casa Blanca que el monopolio norteamericano de solución del conflicto no es posible. Tenemos un papel muy relevante en todas las esferas.
P. Mucho en lo económico, poco en lo político.
R. No es verdad, y lo digo con contundencia. Por ejemplo, la cumbre de Áqaba fue posible gracias a la UE. Hemos tenido una influencia primordial para convencer a Arafat de crear la figura de primer ministro y de nombrar a Abu Mazen y de constituir un Gobierno difícil de componer. Y a partir de ahí se publicó la Hoja de Ruta. El detonante para hacer posible la cumbre fue la existencia de un jefe de Gobierno palestino, y eso lo logramos los europeos. Eso es política. Israel está obsesionada con nuestras visitas a Arafat, pero pensamos que la estructura política palestina necesita no ignorarlo totalmente.
P. ¿Cuándo estuvo más cerca de firmarse la paz?
R. Sin duda alguna, en Taba en enero de 2001, diez días antes de las elecciones generales israelíes. El primer ministro israelí, Ehud Barak, no tuvo la valentía de presentar al electorado un Jerusalén dividido ni una solución al problema de los refugiados palestinos. Barak dijo que no podía ir más lejos. Se equivocó, y además perdió las elecciones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.