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Reportaje:

Los dueños del sexo

Se zanja en EE UU una larga disputa sobre "sex.com"

Tomàs Delclós

El Supremo norteamericano ha zanjado la primera parte de una larga disputa sobre quién era el propietario del dominio (dirección) de Internet "sex.com", un sitio que, se calcula, genera medio millón de dólares al mes sólo en publicidad. Su fundador, Gary Kremen, lo registró en 1994. Al año siguiente, con enorme disgusto suyo y de su bolsillo, se encontró con que un ciberokupa, Stephen Cohen, había conseguido el dominio engañando de manera pasmosamente fácil al registrador, la firma Network Solutions (NS), que ostentó durante años el monopolio del registro de las ".com", las más apetecidas.

Cohen, a través de persona interpuesta, remitió una carta fraudulenta a NS afirmando que el señor Kremen había sido despedido de la compañía propietaria del dominio y que ésta se lo había vendido a Cohen, por lo que rogaba se traspasara el dominio. La compañía registradora procedió sin ni tan siquiera llamar a Kremen. Éste inicio un vía crucis judicial que ha tenido un primer final en el Supremo, que ha ratificado que Cohen deberá pagar 65 millones de dólares por estos años de suplantación. Kremen, no obstante, tendrá dificultades para cobrar. Cohen y su dinero ya no están en Estados Unidos y se les supone refugiados en México. Según The Register, Kremen ha puesto precio a la cabeza de Cohen y ya ha habido tiroteos de cazarrecompensas supuestamente ligados al caso.

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Pero queda pendiente una segunda parte del pleito, más jugosa. ¿Qué responsabilidad tiene el registrador que tan alegremente migró este suculento dominio? Amadeu Abril, consejero de Cuatrecasas y miembro del consejo de administración del ICANN (la entidad pública que ahora gobierna los dominios de Internet), considera que si el registrador es hallado culpable de negligencia y debe pagar los cien millones de dólares que le reclama Kremen, "se pasará de la práctica excesivamente ágil de algunos para cambiar un dominio a exigir todo tipo de comprobaciones". "Te pedirán el ADN", comenta, exagerando a consciencia.

NS se defiende alegando que el dominio no es una propiedad, sino que el registrador simplemente hace el servicio de mantenerlo en una base de datos y, por tanto, aunque hubiera actuado frívolamente no habría dañado una propiedad que no existe. "Si los tribunales, en una sentencia que tardará, consideran el dominio de Internet una propiedad cambiarán muchas cosas. Por ejemplo, podrá utilizarse para un aval".

A diferencia del universal ".com", en España, el registro del ".es" es muy restrictivo para los nombres genéricos. "sexo.es" no puede existir, pero "sex.com" tiene versiones locales en cien países. Las hay en español y en catalán.

Un internauta observa una web dedicada al sexo.
Un internauta observa una web dedicada al sexo.ULY MARTÍN

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