"Las ventajas del euro son mayores de lo que pensábamos"
La campaña ha empezado. El Gobierno británico al completo ha iniciado una carrera vertiginosa para ir convenciendo a la opinión pública británica de que no muy lejos, posiblemente en 2004, tendrá que tomar una decisión que cambiará sus vidas para siempre: el abandono de la libra y el ingreso en el euro. Así lo cuenta la ministra británica de Comercio e Industria, que intenta demostrar que el mensaje que el lunes transmitió su Gobierno de que "sí al euro, pero todavía no", se trata en realidad de un "sí, y vamos allá". Hewitt conversó ayer con varios medios europeos en Madrid.
"La declaración que hizo ayer Gordon Brown representa un paso verdadero de cambio en nuestro compromiso hacia Europa y hacia la integración en el euro", señala la ministra. "Hemos señalado claramente la posibilidad de tomar la decisión y de celebrar el referéndum el año próximo. Y lo que ahora tenemos que hacer, y estamos empezando hoy mismo, es tener al Gobierno británico al completo haciendo campaña y defendiendo los argumentos ante el pueblo británico para ingresar en el euro. Tenemos que lograrlo. Y estoy convencida de que, precisamente porque hemos puesto la economía en primer lugar en la balanza, porque hemos establecido unos criterios económicos rigurosos, porque hemos emprendido unas reformas beneficiosas para nuestra economía seremos capaces de persuadir a los británicos de que estaremos mejor dentro del euro que fuera", afirma la ministra. "No sólo mantendremos los beneficios que ya tenemos, sino que conseguiremos beneficios adicionales".
"Convenceremos a los británicos de que es mejor estar dentro que fuera del euro"
Y es por ahí, sólo por los beneficios económicos que el Reino Unido puede conseguir, por donde el Gobierno británico quiere y está seguro de que ganará su apuesta. Ésta es la estrategia: convencer al pueblo de que es sólo una cuestión económica, que interesa, que con ello ganan.
La clave de este argumento está en la historia misma del Gobierno laborista de Tony Blair, que desde su victoria, en 1997, ha logrado desmantelar el mito de que el laborismo era incompatible con la prosperidad económica. Durante su primer mandato y lo que va del segundo, Blair ha conseguido unas buenas cifras macroeconómicas, con un nivel récord de empleo y unas tasas de interés e inflación reducidas. En esta línea, el Gobierno defiende ahora que es este mismo gabinete laborista, el que ha procurado la estabilidad económica, el más legitimado para convencer al electorado británico del cambio que debe acometer: por su interés económico. Pero ¿no será un error insistir tanto en presentar la elección sobre el euro como una pura cuestión económica, cuando todo el mundo sabe que es un gran dilema político?
"Por supuesto que es también una cuestión política. Pero para nosotros, el primer y principal criterio es económico. Recuerde que en Reino Unido tenemos un muy fuerte sentimiento antieuropeo entre los políticos de la oposición y gran parte de la prensa, y sería un error dar la impresión al pueblo británico de que estamos queriendo sacrificar su prosperidad en aras de un proyecto político europeo. Por eso hemos dicho que la economía debe cuadrar, y que debemos tomar la decisión por el interés nacional. Las ventajas económicas de unirnos al euro en el momento justo y en las condiciones justas son mayores aún de lo que pensábamos que iban a ser".
Un 25% del pueblo británico rechaza frontalmente el euro, como rechaza la pertenencia a la Unión Europea, la Constitución Europea y todo lo que venga de Bruselas. Otro 25% está claramente a favor. Y es en ese 50% restante y definitivo al que el Gobierno laborista quiere atacar: "Este grupo en principio dice que no, pero reconocen que no sabe lo suficiente. Éstas son las personas a las que podemos persuadir", asegura la ministra. Hewitt no teme la pérdida de influencia de Reino Unido en Europa por la decisión de retrasar la entrada en el euro. "Ganar influencia al precio de hacer daño a la prosperidad en casa sería pagar un precio demasiado alto para conseguir esa influencia. Si la gente cree que sacrificamos nuestra estabilidad sólo para ganar influencia no lo aceptarán".
Aunque la ministra presentó ayer su alegato a favor del euro en un seminario organizado por Euroforum en Madrid, Hewitt había venido fundamentalmente a reunirse con el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, para preparar los cambios en la Política Agraria Común y la cumbre de la Organización Mundial de Comercio que se celebrará en septiembre en Cancún (México). Una cita clave para replantearse las caras subvenciones a los granjeros europeos que se han convertido, asegura la ministra, en "una cuestión de vida o muerte para los países en desarrollo".
La Unión Europea tiene que reformar la política de subvenciones, sostiene, para facilitar un comercio sin barreras con los países en desarrollo. ¿Es eso compatible con las ayudas al granjero? "Sí", afirma. "Se trata de desvincular las subvenciones de la producción. En lugar de conseguir subsidios a la producción, los granjeros conseguirán incentivos por mantener la tierra y explotarla de forma que promueva la biodiversidad". La batalla en la UE está servida.
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