Un país desértico, muy pobre y poblado por dos etnias enfrentadas
Mauritania es uno de los países más pobres del mundo. Cerca de la mitad de su población (46,3%), según las estadísticas, se sitúa por debajo del umbral de la pobreza. La renta per cápita de sus habitantes es, según el Banco Mundial, de 370 dólares anuales, una cantidad equivalente a la tercera parte de Marruecos.
Sus fuentes de riqueza son el hierro y la pesca, aunque también se extraen de sus minas cobre y fosfatos. Para los pesqueros españoles Mauritania se ha convertido en un país importante, especialmente desde que en 1999 Marruecos decidiera no renovar el acuerdo que permitía a los españoles faenar en sus aguas.
Instaurada en 1980 la sharia (ley islámica), no se aplica. Ese mismo año quedó también abolida la esclavitud, pero, según diversas ONG, sigue de hecho vigente, sobre todo en zonas rurales, donde vive el 70% de la población. La nueva Constitución, promulgada en 1991, instauró el multipartidismo y confirmó la identidad árabe y africana del país.
La superfie de Mauritania duplica la de España, pero cerca del 70% de su territorio es desértico. Su población asciende a 2,5 millones de habitantes que, en un 80%, son moros. El resto son negro-africanos. Ambas comunidades se enfrentan con frecuencia.
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