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Acoso a las cajas de ahorro

El Gobierno y la banca cuestionan el modelo de estas entidades, alarmados por el protagonismo adquirido en operaciones empresariales y por su alta cuota de mercado

Las cajas de ahorro se han convertido en molestos participantes de la vida financiera y económica del país, tanto para el poder político como para la banca. El creciente protagonismo que han alcanzado estas entidades financieras ha puesto en guardia al Gobierno y al resto del sector financiero, sobre todo a los bancos. No hay semana en la que bien el Banco de España, bien la Administración o los bancos competidores recuerden que las cajas participan en el juego con unas reglas diferentes, a su juicio más ventajosas.

Las cajas han sido parte fundamental en las últimas operaciones empresariales, como la compra de Metrovacesa por Bami o la privatización de Naturcorp, la red de gas natural de Euskadi. Pero ha sido la OPA que La Caixa lanzó, a través de Gas Natural, sobre Iberdrola la gota que ha colmado el vaso. Su presunto componente nacionalista hizo saltar todas las alarmas, hasta el punto de que el ministro de Economía, Rodrigo Rato, ha pedido códigos de conducta que incluyan las relaciones entre los partidos políticos y las propias entidades. El presidente José María Aznar ha ido más lejos al sugerir la posibilidad de limitar sus derechos en las empresas cotizadas en las que participan. Las cajas tienen participaciones en empresas por valor de 6.717 millones de euros.

El malestar generado se hizo público a finales de mayo cuando el presidente de las cajas de ahorro, Juan Ramón Quintás, expresó su preocupación por el intento de crear desde "plurales orígenes una nueva atmósfera de contestación a la validez del modelo mediante la negación de nuestra autonomía frente a los poderes públicos" o bien "cercenar los derechos políticos en los consejos de las empresas participadas".

Donde el enfrentamiento se ha dado con más virulencia ha sido con los bancos, quejosos de lo que consideran continua exhibición de ganancia de cuota de las cajas, que controlan la mitad del mercado.

Los analistas opinan que las protestas de los bancos obedecen, más que a la necesidad de cambiar el modelo de sus competidoras, a la incapacidad que las grandes entidades tienen para crecer en España, desatendida en favor de América Latina.

La primera batalla abierta en el sector se dará en Caja Madrid tras expresar el nuevo presidente de la comunidad autónoma, Rafael Simancas, antes incluso de asumir el cargo, su deseo de relevar en el cargo al presidente de la entidad, Miguel Blesa; pretensión que, a juicio de Quintás, no será fácil de conseguir con la nueva Ley Financiera, que resta poder a los políticos, y la falta de apoyo de CC OO e IU.

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