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Kirchner se enfrenta a los poderes de Argentina en sus primeros días

El presidente argentino ha emprendido cambios radicales

Un nuevo estilo de gobierno ha llegado a Argentina. En dos semanas como presidente de la República, el peronista Néstor Kirchner ha despertado la alicaída esperanza de muchos ciudadanos e irritado a los llamados poderes fácticos. De momento, el jefe del Estado se atreve con todo a la hora de advertir a quienes la sociedad veía hasta ahora como intocables. La nueva manera de hacer política ha sido bautizada por la prensa como el estilo K.

Los militares, empresarios, jueces y los nidos de corrupción son los principales destinatarios de las primeras medidas del nuevo presidente, a quien parece no temblarle el pulso para sentar las bases de la que será, según sus palabras, la nueva Argentina. La primera gran batalla será contra la Corte Suprema de Justicia, el órgano del Estado más desprestigiado ante la opinión pública, por su afinidad con el Gobierno de turno. Los nueve jueces supremos se comportaron durante la última década como un apéndice del poder político. Kirchner ha dicho que las cosas han cambiado y ha pedido apoyo a los ciudadanos y al Congreso para remover a algunos miembros del tribunal, empezando por su presidente, Julio Nazareno, que no tiene ninguna intención de dimitir.

Causas contra los integrantes de la Corte Suprema no faltan, por lo que los parlamentarios iniciarán inmediatamente el proceso de juicio político que terminará en la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, que paradójicamente preside la esposa del primer mandatario, Cristina Fernández de Kirchner. Para aprobar la destitución de un miembro de la Corte Suprema son necesarios los dos tercios de la Cámara alta.

El Gobierno sostiene, según ha señalado el ministro de Justicia, Gustavo Beliz, que no basta con un recambio en los nombres de los jueces para recuperar el lugar fundamental que el sistema democrático asigna a la Suprema Corte. Por ello, el Ejecutivo tiene en sus manos un documento elaborado el año pasado por varias ONG titulado "Una Corte para la democracia", que propone cambios profundos en la justicia penal federal en su conjunto. El texto llama la atención sobre el secreto en el reglamento interno de la Corte, el "contexto propicio para la existencia o sospecha de corrupción". Critica también el hecho de que los jueces no se encuentran sometidos a los mismos estándares de rendición de cuentas que pesan para el resto de los funcionarios, así como su exclusión del pago de impuestos.

Como un torbellino

También en la esfera judicial, el Gobierno que preside Kirchner acaba de anunciar que abrirá los archivos de los servicios de inteligencia del Estado (Side) sobre las investigaciones del atentado contra la mutual israelí (AMIA) y ponerlas a disposición de la justicia. El atentado terrorista, perpetrado hace nueve años, causó 85 muertes y sigue sin esclarecerse.

Desde su investidura, el pasado 25 de mayo, el antiguo gobernador de la remota provincia de Santa Cruz se ha sacudido rápidamente la imagen de político prácticamente desconocido en Buenos Aires a base de actuar como un torbellino. El día después de jurar como presidente anunció que su primer viaje oficial sería a Brasil, donde la semana próxima será recibido con todos los honores por Luiz Inácio Lula da Silva. Kirchner estrenó el cargo con un viaje a la provincia de Entre Ríos, donde no habían empezado las clases escolares debido a un prolongado conflicto laboral de los maestros. Dicho y hecho, el presidente acabó con la huelga tras prometer el envío de fondos para pagar los salarios. Al día siguiente viajó a la provincia de Formosa, una de las más pobres del país, donde anunció la eliminación de los bonos con que cobran sus sueldos los empleados públicos.

El presidente también aprobó el adelanto del pago del aguinaldo a los jubilados que cobran menos de 200 pesos (57 euros) al mes, y puso fin a las concesiones en diversas carreteras de peaje, cuyos contratos saldrán nuevamente a licitación. La privatización de las rutas viales ha sido objeto de repetidas denuncias de corrupción. No quedó ahí el huracán Kirchner. Envió a medio Gabinete a la provincia de Santa Fe para anunciar la ayuda oficial a los damnificados por las graves inundaciones, y acto seguido dio el mayor golpe de efecto con el descabezamiento de la cúpula de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal.

Paralelamente a estas medidas, el jefe del Estado ha recibido a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y a otras organizaciones de derechos humanos. También se ha reunido con representantes de las organizaciones de desocupados, conocidas como piqueteros, y con los sindicatos disidentes, a los que expresó su disposición a acabar con el régimen de sindicato único por actividad, instaurado por Juan Domingo Perón en los años cuarenta. Los representantes del burocratizado gremialismo oficial no han ocultado su malestar.

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