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44 obras muestran en La Pedrera los años decisivos del paso de Kandinsky a la abstracción

El paisaje es el nexo de la exhibición de obras del autor de 'Punto y línea sobre el plano' El paisaje es el nexo de la exhibición de obras del autor de 'Punto y línea sobre el plano'

"El objeto perjudica mi pintura" era la reflexión que el pintor Vasili Kandinsky (Moscú, 1866-Neuilly-sur-Seine, 1944) solía hacerse en su camino hacia la búsqueda de una pintura que abandonara el mimetismo de la realidad y reflejara el espíritu. El recorrido fue arduo y reflexivo, y le llevó años de ajustes y experimentación hasta que sus cuadros se desprendieron de la figuración. La exposición Kandinsky. La disolución de la forma 1900-1920, que hasta el 24 de septiembre puede visitarse en el centro cultural Caixa Catalunya en La Pedrera, propone un recorrido cronológico del tránsito de su obra hacia la abstracción. Se presentan 44 obras, entre óleos y dibujos.

La exhibición marca, junto a la específica evolución de Kandinsky, el tramo histórico del desarrollo de las vanguardias del siglo XX en el que se produjeron algunos logros formales y conceptuales que aún determinan la actual evolución del arte. La exposición se podrá visitar en la Fundación Juan March de Madrid una vez que haya sido clausurada en Barcelona. José Capa, director de exposiciones de esta última entidad, es el comisario de la exhibición junto con Marta Canals y Ekaterina Selezneva, conservadora jefa de la galería Treiakov de Moscú, de la que proceden las principales obras de la exposición.

El tema que sirve de nexo de los cuadros es el paisaje. Un paisaje nítido, como se puede contemplar en El puerto de Odessa (1898), obra con la que se inicia la exposición, o un paisaje interior, como en Composición VIII, obra plenamente abstracta y considerada por Ekaterina Selezneva como la pieza más destacada de toda la exposición. "A diferencia de otros artistas contemporáneos suyos, que eran más intuitivos, Kandinsky llegó a la abstracción a través de la reflexión", dijo Selezneva. Los razonamientos del artista fueron de lenta cocción ya que, como recordó Marta Canals, "Kandinsky experimentaba de manera lenta y progresiva porque quería evitar el decorativismo". El propio pintor decía que no quería hacer de sus cuadros "una tela de corbata".

La exposición recoge tres etapas diferenciadas dentro del amplio periodo de ruptura del artista con la representación figurativa. En una primera fase, Kandinsky, sin encontrar un estilo definido, sigue el paso marcado por los posimpresionistas. Su gusto se decanta por los paisajes naturales.También, como se muestra en varias de las obras expuestas, el artista recibirá una clara influencia de los fauvistas. La luz y el color intensifican la nueva mirada que quiere dar el autora su obra.

En una etapa posterior, de 1908 a 1914, en la que se instala en Murnau, al sur de Múnich, sus paisajes se intuyen más que se describen. Su mundo interior intenta aflorar en las telas y Kandinsky toma plena conciencia de que lo que no funciona es el motivo del cuadro, que entorpece sus intenciones espirituales.La última etapa reflejada en la exposición viene condicionada por su regreso a Rusia, donde disminuirá su capacidad de producción.aunque se impregnará de la influencia geométrica de los suprematistas y constructistas. En esta etapa se relaciona con artistas como Lisitzki, Malévich y Rodchenko. Es el tiempo en el que la vanguardia rusa , que había marcado importantes pautas dentro de la revolución artística del siglo XX, se concentrará en encontrar salida al arte en la aplicación del diseño en el proceso de elaboración industrial. Será su manera de servir al proletariado. Kandinsky no estará por la labor y volverá a Alemania a impartir clases en la Bauhaus. Sus reflexiones se publicarían en 1926 en el tratado Punto y línea sobre el plano.

El catálogo de la exposición incluye, entre otros, el texto de la Conferencia de Colonia, realizada por Kandinsky en 1914, y Kandinsky, el camino de la pintura abstracta de Valeriano Bozal.

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Vista de la exposición sobre la obra de Kandinsky que acoge La Pedrera.
Vista de la exposición sobre la obra de Kandinsky que acoge La Pedrera.VICENS GIMÉNEZ

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