Derrota y disgregación del 'arco iris' balear
Los líderes de la 'izquierda plural' se cruzan reproches tras perder el poder
Perder las elecciones desde el poder ante el PP ha provocado una pesada digestión a los integrantes de la alianza de izquierda y los nacionalistas de Baleares. El llamado pacto de progreso, el arco iris PSOE-PSM-IU-Els Verds, con la adhesión exterior de Unió Mallorquina (UM), fue desarbolado el pasado domingo y ha dado paso a un cruce de reproches entre sus responsables.
Las elecciones pusieron fin a un modelo de acuerdo plural que logró desplazar al PP del Gobierno de uno de sus feudos. Fue sólo por 2.500 votos y dos diputados, pero el pacto de progreso de las Baleares -un laboratorio que Pasqual Maragall seguía con mucha atención y que José María Aznar consideraba la quintaesencia de su denostado lío de progres- ya es historia.
El PP explotó el temor a "la confiscación de las tierras" y la amenaza "ultracatalanista"
Los socialistas achacan el fracaso a la "labor de zapa y derribo" de Els Verds en Ibiza
Para el PSM -el socio de Convergència i Unió (CiU) en Baleares- , que ha perdido casi cuatro puntos, "el pacto es una experiencia que ha fracasado electoralmente" por culpa del PSOE. El Partido Socialista, que ganó más de dos puntos, dice que la pérdida del poder se explica por la ruptura del pacto en Ibiza, donde Els Verds han hecho "labor de zapa y derribo". Según IU, que se mantiene, la alianza es "insustituible" y la reivindica "con orgullo". Los verdes reparten a todos una cuota de responsabilidad: "Ha faltado gestión política". La bisagra del Consell de Mallorca, UM -que ya no es decisiva en el Parlamento y ha desaparecido en Palma-, se siente ajena a lo que percibe como un "castigo a la izquierda" y se dispone a pactar con el PP la nueva hegemonía de la derecha.
La catarsis se ha desencadenado antes de que los perdedores recuenten en ayuntamientos las fuerzas que les quedan en pie sobre el mapa de Baleares. Los progresistas no han sido barridos porque los acuerdos de gobierno de centro izquierda se pueden repetir en cerca de 30 ayuntamientos del archipiélago (incluidos siete de los ocho de Menorca, la ciudad de Ibiza y Formentera). Numéricamente el acuerdo sería posible en el Consell de Mallorca, pero la izquierda lo da por improbable.
Los participantes en el pacto lo dan por archivado como mecanismo de uso político inmediato. El fracaso electoral, además del cierre radical de una etapa que pretendió un rumbo distinto a la de los conservadores, implicará la desactivación de un nuevo enfoque turístico y territorial y, además, el cese de centenares de dirigentes progresistas que se estrenaron por primera vez en la gestión pública.
La alternancia supondrá la pérdida de la ocupación para cerca de medio millar de altos cargos y asesores de los cinco partidos hasta ahora vinculados al Gobierno. La fórmula nacionalista y de izquierda, el todos contra el PP, ha durado ocho años en el Consell de Mallorca (1995-2003) y los últimos cuatro años en los dos consejos de Ibiza y Formentera y Menorca. En las Pitiusas, en 1995 se estrenó con éxito el Pacto Progresista -que unió para el Senado desde los comunistas hasta la Esquerra Republicana de Catalunya-, una secuela rojiverde del Olivo italiano, que venció dos veces al PP pero que fue arrollada por la derecha el 25-M.
Al PP le resultó eficaz la fractura de Els Verds -que concurrieron en solitario- y su discurso de temor por "la confiscación de las tierras", la supuesta amenaza "ultracatalanista" para adherir las islas a Cataluña y la normalización lingüística que "machacaba" a los niños.
En realidad, la configuración del arco político sólo ha cambiado en las islas Pitiusas (y en el conjunto del Parlamento), mientras que en las otras dos islas permanece idéntico al de 1999. Pero sin posibilidad de frenar al PP, sin posibles bisagra
s, la izquierda ha perdido toda su capacidad de maniobra. Además, UM no quiere pactar en Mallorca porque está agotada por sus enfrentamientos con los ecologistas y neocomunistas.
El retorno a la oposición es el gran fracaso de las izquierdas, que ha acabado dando la razón a José María Aznar, quien tildó de "paréntesis" el Gobierno multipartito del socialista Francesc Antich y consideró -en la noche del 25-M- que con la victoria de Jaume Matas al frente del PP "las cosas se han puesto en su sitio".
La victoria del PP, no obstante, dista mucho de ser aplastante. "Nos separan de la derecha poco más de 2.000 votos", recuerda Antich. Miquel Rosselló, de IU, abunda: "El 44% del electorado balear votó al PP, el 42% eligió a los partidos de izquierda (PSOE, PSM e IU) y el 7,5% a UM, una fuerza que tiene la responsabilidad del desempate".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.