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111 obras resumen la conexión de Miró con san Francisco de Asís

Joan Miró. Càntic del Sol es el título de la exposición inaugurada ayer en Valladolid por Rosa María Malet, directora de la Fundación Joan Miró, de Barcelona. La muestra reúne un conjunto de 111 pinturas, esculturas y grabados, que se articulan en torno al poema Cántico al Sol, de san Francisco de Asís, y que los responsables de la Fundación Miró han utilizado para expresar la cercanía espiritual y de imágenes entre la producción del pintor y del santo.

El conjunto de obras que forman parte de esta exposición, que puede verse hasta el 14 de septiembre en tres salas del Museo Patio Herreriano, fue realizado entre los años 1965 y 1978, momento culminante de la madurez de Miró, en el que prescinde de todo lo que estima superfluo para concentrarse en lo esencial. Como es sabido, en 1975 el artista catalán ilustró el poema de san Francisco de Asís, para el que realizó un total de 35 grabados. Los estudiosos de su obra coinciden en señalar que poema y pintura mantienen una estrecha afinidad, a pesar de moverse en mundos culturales y espirituales muy diferentes. Las imágenes de Miró se completaron con algunas pinturas, esculturas y obras de papel que el artista había hecho antes de ilustrar el poema, y con otras que estaba realizando en el momento de iniciarlo. Según se destacó en la presentación, el título de esta exposición va más allá de esta creación singular y se refiere al fundamento mismo de su pintura.

Las imágenes que forman la exposición son un conjunto relevante de obras realizadas en una época en la que la pintura mironiana se hizo más abstracta. Cuando años más tarde el propio artista hacía referencia a esa etapa, reconocía una profunda tensión intelectual e incluso comentaba que llegó a tomar la decisión de no seguir pintando. Felizmente, esa idea no llegó a cumplirse nunca y las obras posteriores no hicieron sino confirmar la potencia de su capacidad creadora.

Experimentación

Como recuerda Rosa María Malet, directora de la Fundación Miró, "si bien cuando debía definir su actividad decía 'soy pintor', su productiva curiosidad y su afán por descubrir nuevas experiencias le llevaron a trabajar en los terrenos más diversos. "La cerámica, la escultura en bronce, la obra gráfica, la tapicería, no hubo técnica que escapara a la experimentación mironiana. Dentro de su actividad como grabador y como litógrafo, Miró cultivó, a lo largo de toda su vida, una fructífera labor como autor de libros de bibliófilo".

Entre las obras que se exponen figuran Mujer III (1965), El primer rayo del día II (1966), Mujer y pájaros en la noche (1968), Mujer delante de la Luna (1974), sin olvidar aquella serie de personajes y cabezas en las que el temor se viste con un traje irónico, cuando no claramente sarcástico, o las que, como Mujer, pájaro, estrella y Personajes, pájaros, estrella, de 1978, ofrecen una visión lírica y lúdica de la realidad.

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