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ELECCIONES 25M | ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña

Los resultados avivan el duelo entre Mas y Maragall

Francesc Valls

Todos lo habían planteado como un avance de las autonómicas de otoño, pero han sido unas primarias un tanto opacas: los resultados no han arrojado apenas luz sobre el futuro. Las espadas siguen en alto para Artur Mas y Pasqual Maragall, que ahora deberán esprintar lo que no han corrido en cuatro años. Ni el Partit dels Socialistes ni Convergència i Unió han logrado obtener ventajas significativas de estas municipales. Además, el electorado da muestras de fatiga respecto a ambas formaciones. Los resultados de los comicios locales han supuesto un retroceso de ambas fuerzas: el PSC ha descendido cuatro puntos porcentuales y CiU dos.

No es extraño que los ojos de ambos partidos se hayan vuelto hacia Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), una de las dos grandes formaciones emergentes -la otra es Iniciativa per Catalunya-, que en estas elecciones se ha consolidado como tercera fuerza política. El objetivo es doble: por una parte, consolidar el poder municipal propio; por otra, buscar alianzas para las autonómicas de otoño

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Y es que el duelo entre Maragall y Mas está ahora más enconado que nunca. Esquerra Republicana se convierte en el único partido que puede pactar con las formaciones mayoritarias: el PSC y CiU. Y es que mientras que el Partido Popular sólo puede coligarse con CiU, Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA) descarta de sus alianzas a nacionalistas de CiU y populares. La floreciente Esquerra se convierte en objetivo apetecible.Ayer mismo, Josep Antoni Duran Lleida, secretario general de CiU, expresó la voluntad de la federación de "hacer lo posible para que haya una gran mayoría de ayuntamientos nacionalistas". También Miquel Iceta, portavoz del PSC, expuso el interés de su formación por los pactos de progreso, es decir, gobiernos tripartitos en colaboración con ERC e ICV-EUiA.

Tanto CiU como el PSC han iniciado el ritual de la seducción de Esquerra Republicana. Pero en cuestión de pactos municipales, como en el amor, no hay reglas que valgan. Hace cuatro años se vieron pactos PSC-PP en Tortosa y en La Seu d'Urgell. Ahora cosas más extrañas pueden suceder. Son alianzas en las que pesa más el carácter local y que son difíciles de explicar por las direcciones de los partidos.

Esquerra tiene, pues, ahora muchas llaves de presente y de futuro. Y ayer dio muestras de que continuará su política de estudiada equidistancia: pactó la Diputación de Girona con CiU; mientras, en Barcelona se dispone a dar el al socialista Joan Clos. El PSC ha obtenido 15 concejales, frente a cinco de ICV-EUiA y ERC, respectivamente, en la capital catalana. Es la fórmula que gobierna desde 1995, aunque ahora los socios reclamarán más tarta.

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La 'Cataluña catalana'

Desde la dirección del PSC se han criticado los malos resultados de los socialistas en Barcelona -donde han perdido 12 puntos porcentuales y 60.000 votos-, que son en buena medida causantes del retroceso general del partido. De hecho, las mayorías socialistas han aguantado el tipo en el cinturón industrial. Los socialistas también han conseguido entrar en localidades que hasta ahora eran cotos de CiU. El PSC ha sido la fuerza más votada en Berga y en Olot, así como en diversas localidades de las provincias de Lleida y Tarragona. En número de sufragios, la conquista de estas poblaciones no supone un incremento sustancial, pero es la signficativa apertura de una vía de agua en el buque convergente, principal receptor de los votos procedentes de la llamada Cataluña catalana.

Todo ello consolida la red geográfica de Maragall más allá de los feudos socialistas en los alrededores del área metropolitana de Barcelona. En Girona y Lleida, el PSC ha perdido su mayoría absoluta y también deberá pactar.

CiU, por su parte, conservará Tarragona, la perla de la corona convergente, gracias al PP. Pero Barcelona también se ha revelado mala plaza para la federación, cuyo alcaldable, Xavier Trias, ha obtenido nueve concejales y un 21,4%, el peor resultado desde 1983. La distancia entre ambas formaciones es de nueve puntos porcentuales a favor de los socialistas en toda Cataluña, lo que supone una reducción de dos puntos respecto a las muncipales de 1999. En este contexto, no tiene nada de extraño que la federación nacionalista lanzara ayer el mensaje de que la situación actual es mejor que la de hace cuatro años en la carrera hacia la Generalitat.

CiU busca que el pacto con ERC pase página del acuerdo que desde 1996 hasta hace unos meses ha dado a los convergentes el apoyo del PP en el Parlament. Precisamente el partido de Josep Piqué y Alberto Fernández Díaz -que ha obtenido 40.000 votos más y ha resistido los embates del Prestige, la guerra de Irak y el decretazo- está abierto a todos los pactos. Pero es el socio menos deseado por las restantes formaciones. Tal vez los resultados del domingo hagan reconsiderar estos apriorismos en favor de actitudes pragmáticas propias de la política municipal. Y pensando en las autonómicas, ¿logrará el PP de Josep Piqué quedarse con una parte de la tarta de Artur Mas? A la vista de lo sucedido el pasado domingo, nada está seguro. La carrera hacia la presidencia de la Generalitat tendrá que acelerar su ritmo.

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