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LA POSGUERRA DE IRAK

Soldados de EE UU requisan las armas a dos diplomáticos españoles

Exteriores considera que el incidente carece de importancia

Guillermo Altares

Dos funcionarios de la Embajada de España en Bagdad fueron interceptados el martes en un control estadounidense en el centro de la capital iraquí a pesar de que enseñaron sus pasaportes diplomáticos. Los soldados de Estados Unidos les requisaron dos pistolas que transportaban en el coche, pese a que mostraron sus sus permisos para llevar armas. Los dos funcionarios fueron registrados por los soldados estadounidenses, que les obligaron a apoyarse contra el capó del coche, pero no les detuvieron.

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Fuentes de la embajada española aseguraron a la cadena SER que se ha presentado una queja formal ante las autoridades provisionales estadounidenses, que prohíben llevar armas en Bagdad, aunque conceden permisos especiales. A pesar de la queja diplomática, ayer las pistolas todavía no habían sido devueltas.

El Ministerio de Exteriores, a través de la Oficina de Información Diplomática (OID), declinó ayer comentar lo ocurrido; esta reacción indica que el caso es valorado como un incidente menor por el Gobierno español. El único detalle relevante facilitado por la OID es que "todo estaba perfectamente en regla" por lo que se refiere a las armas que portaban los dos diplomáticos españoles. Éstos llegaron a Bagdad poco después de que el encargado de negocios, Eduardo Casado, reabriera la embajada en Bagdad, el pasado 9 de mayo. Exteriores no precisó la fecha exacta de su llegada.

Los dos diplomáticos españoles, uno de los cuales fue identificado por la SER como el agregado político, Alberto Martínez, fueron encañonados por los soldados estadounidenses cuando éstos vieron las pistolas dentro del automóvil.

El incidente se enmarca en una ofensiva de la administración provisional estadounidense para requisar armas cortas y largas, sobre todo los Kaláshnikov, un rifle de asalto que se encuentra en la mayoría de las viviendas de la capital iraquí. Entre otros lugares, las legaciones diplomáticas tienen autorización para estar protegidas por guardias armados, como es el caso de la embajada española. Algunos funcionarios extranjeros también tienen permiso para estar armados.

El general David McKiernan, comandante en jefe de las tropas de la coalición en Irak, anunció ayer que, en un plazo de 30 días, prohibirá la tenencia de armas automáticas y de guerra a la población y que exigirá un permiso especial para poseer armas ligeras. En declaraciones a un grupo de periodistas, el general manifestó que en las dos próximas semanas los iraquíes deberán entregar sus armas en las comisarías y pedir los permisos para tener pistolas.

Los soldados de la 3ª División de Infantería, que hicieron la guerra en primera línea, han recibido la orden de quedarse en Irak por lo menos un mes más y su principal misión ha sido establecer controles para requisar armas. "Por lo menos uno de cada tres coches que deteníamos tenía algún tipo de arma", relataba un soldado que estuvo durante dos días revisando vehículos.

Normalmente, las armas se hallan escondidas debajo del asiento trasero o en el maletero. El soldado relató que, en caso de llevar armas cortas, no efectúan detenciones, pero si encuentran AK-47 o armamento de guerra (granadas, lanzagranadas), el portador es detenido durante un mínimo de 20 días. El exceso de armas en manos de la población es uno de los principales problemas de seguridad que se plantean en Bagdad, una ciudad donde los tiroteos nocturnos son muy habituales desde la caída del régimen.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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