_
_
_
_

Un extraño y poderoso 'thriller' político chino

La confusa trama de 'Mariposa Púrpura' dejó ayer en Cannes un rastro de admiración y perplejidad

Crea inicialmente perplejidad, y pide con urgencia una segunda visión, el extraño y magnífico thriller político chino Mariposa Púrpura, del director chino Lou Ye, que asalta los ojos con enérgicas imágenes de amor y violencia. En primera mirada, la ruptura del continuo temporal y los saltos del relato hacia atrás y hacia delante sin indicaciones de trastorno y de cambio de tiempo confunden la orientación del espectador. Pero en una segunda visión el aparente galimatías adquiere orden y el resultado es cine de acción frenética con tremenda fuerza y momentos y sacudidas de violencia que rozan lo insuperable. El cine chino da así otra enésima campanada y puede trastocar algunos pronósticos que los aficionados a augures manejan estos días para sus cábalas sobre la lista de premios del domingo.

Zhang Ziyi es la estrella más luminosa, y en pleno ascenso, del cine chino
Más información
Scorsese vuelve a la carretera con Bob Dylan

La película finaliza con dos extraordinarias escenas, una de encuentro sexual y otra de separación de los amantes, que en una ordenación cronológica de los sucesos ocurren antes de la larguísima secuencia precedente, que está compuesta por una serie de escenas de intriga y muerte cuyo hilo conductor se mueve en vaivenes que oscilan, con la precisión de un mecanismo de relojería, entre la explicitud y la sugerencia, entre bramidos de disparos a bocajarro y el silencioso deslizamiento -más turbador aún que la representación naturalista de los crímenes- de un dedo manchado de sangre sobre el filtro de un cigarrillo. El golpe visual de estas y otras muchas imágenes es muy fuerte y las espesas atmósferas de una Shanghai de los años treinta ensombrecida por una lluvia terca y agobiante constituyen un filtro tenebrista de la luz en la fotografía de Wang Yu, que es un prodigio de contrastes y choques entre volúmenes lleno de matices y de funcionalidad narrativa y dramática.

Produce perplejidad este sorprendente thriller político, porque secuestra la mirada pero obliga a estrujar tras esa mirada la memoria, para ordenar en ella el puzzle de una vertiginosa serie de sucesos que discurren con premeditado desorden en la pantalla obligando así al espectador a participar en la construcción de la trama, que ha sido urdida y dirigida por un cineasta nacido en Shanghai hace 38 años y que se llama Lou Ye, que desde 1993 ha movido sin cesar su proyecto de Mariposa Púrpura ante todas las herméticas ventanillas de la burocracia cultural de su país, hasta que el año pasado entró en la aventura una pequeña productora francesa, que decidió financiarlo, y abrió camino al estancado Lou Ye.

Es Mariposa Púrpura la reconstrucción de un encadenamiento de febriles sucesos verídicos, que comienzan en Manchuria y terminan en Shanghai entre 1928 y mediados de los años treinta, durante la ocupación por el Ejército japonés de aquella región norteña y esta ciudad china. Y relata lo esencial de una operación de choque suicida de un grupo de jóvenes resistentes revolucionarios, hostiles al Kuomintang nacionalista y derechista del general Chan Kai Chek y ajenos a los viveros del Partido Comunista de Mao Zedong y Chu Enlai. Los jóvenes que formaban el grupo de asalto conocido por Mariposa Púrpura asesinaron al jefe del espionaje japonés en Shanghai, un tal Yamamoto, y arrasaron su aparato de inteligencia, pero a costa de sus vidas.

Es un suceso oscuro, de explosiva virulencia, en el que estuvo implicada una muchacha muy joven llamada Ding Hui, que es interpretada -con una combinación perfecta, literalmente asombrosa, de pasión y precisión- por Zhang Ziyi, la estrella más luminosa, y en pleno ascenso, del cine chino, sucesora de la célebre Gong Li. Zhang Ziyi es bien conocida aquí por sus maravillosas y vivísimas interpretaciones en Camino a casa y H

éroe, dos obras maestras de Zhang Yimou, y Tigre y dragón, la gozosa aventura del hongkonés afincado en Nueva York Ang Lee.

Es Zhang Ziyi una actriz de 22 años que se niega a dejarse seducir por los cheques en blanco que la ofrecen en Hollywood y ahora filma 2.046, la nueva obra de Wong Kar-wai, creador de la bellísima In the mood for love, una de las cumbres del formalismo chino, ya estrenada -como las antes citadas- en todo Occidente, incluida España, donde, salvo raras excepciones, las redes de distribución ignoran a esta aventura estética, la de mayor calado actual.

Zhang Ziyi ha turbado y descolocado, además, las cuadrículas de la pudorosa multitud de compatriotas suyos que la adoran y la consideran poco menos que intocable, al prestarse a dar en Mariposa Púrpura su piel y su sudor a una escena de sexo fuerte, ciertamente vestida pero con la desnudez de un primer plano persistente y penetrante, con notable fuerza de contagio sensorial, que antes de verse ya ha armado alborotos en China y se cuenta que hay allí un enjambre de reporteros y paparazzi a la caza del rostro y el gemido del orgasmo de la pequeña diosa, convertida ahora en médula de un filme con un punto de infernal, oscuro e inquietante, confuso y a ratos irritante, pero que rebosa cine del grande, ése que exige volver y volver a verlo y no se tira a los basureros de la memoria una vez visto.

La actriz Zhang Ziyi, durante la presentación ayer en Cannes de la película <i>Mariposa Púrpura</i>.
La actriz Zhang Ziyi, durante la presentación ayer en Cannes de la película Mariposa Púrpura.ASSOCIATED PRESS

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_