Miradas de homínido
Un genetista marciano se vería en graves dificultades para distinguir a un chimpancé de un ser humano: los dos éramos una misma especie hace sólo seis millones de años, y en ese plazo los lentos oficios de la evolución no son capaces de hacer gran cosa. En otro sentido, sin embargo, pocas cosas hay tan cruciales como las minucias biológicas que nos han separado del chimpancé, porque sin ellas no habría lenguaje, ni cultura, ni ciencia, ni pensamiento abstracto ni arte ni moral.