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Reportaje:

Miradas de homínido

Canal + estrena 'Caminando con cavernícolas', una reconstrucción dramática de la evolución humana firmada por la BBC

Javier Sampedro

Un genetista marciano se vería en graves dificultades para distinguir a un chimpancé de un ser humano: los dos éramos una misma especie hace sólo seis millones de años, y en ese plazo los lentos oficios de la evolución no son capaces de hacer gran cosa. En otro sentido, sin embargo, pocas cosas hay tan cruciales como las minucias biológicas que nos han separado del chimpancé, porque sin ellas no habría lenguaje, ni cultura, ni ciencia, ni pensamiento abstracto ni arte ni moral. ¿Qué milagro ha hecho posible la evolución del Homo sapiens? Los espectadores terráqueos podrán contemplarlo hoy en Caminando con cavernícolas (22.00, Canal +), la última superproducción de Richard Dale para la BBC.

Como ya ocurrió con sus precedentes Caminando con dinosaurios y Caminando entre las bestias, la nueva miniserie, de dos capítulos (el segundo se emite el próximo miércoles), está dotada de unos efectos especiales de última generación y de una dramatización exquisita. El espectador no verá antropólogos en salacot ni premolares fosilizados, pero sí lo que los primeros han podido deducir de los segundos: el comportamiento y el modo de vida de nuestros desaparecidos ancestros, narrados con la fluidez de un culebrón prehistórico. El espectador llegará a interesarse por los devaneos sentimentales de Lucy, la hembra de Australopithecus afarensis, que vivió hace más de tres millones de años junto al río Awash, en Etiopía.

El drama narrativo y la brillantez visual están -aquí sí- puestos al servicio de la mejor ciencia contemporánea. Los realizadores han hecho un enorme esfuerzo por huir del mito facilón de la ascensión darwiniana a los cielos, y han presentado la evolución humana como los científicos la entienden actualmente: como un camino tortuoso y densamente ramificado, en el que no es infrecuente que media docena de especies humanas distintas coexistan.

Desde que los homínidos se irguieron, la parte más interesante de nuestra historia evolutiva ocurrió dentro del cráneo, en vericuetos neuronales que no han dejado restos fósiles directos. Una de las mayores audacias de Caminando con cavernícolas es exponer esa aventura cerebral invisible mediante su efecto más llamativo: la cambiante expresión del rostro de nuestros ancestros. No será fácil olvidar esas miradas de los eslabones perdidos.

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