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LA POSGUERRA DE IRAK | Las rivalidades étnicas

Los enfrentamientos entre kurdos y árabes dejan 13 muertos y 60 heridos en Kurdistán

El Ejército estadounidense acusa a los partidarios de Sadam de incitar los desórdenes

Jorge Marirrodriga

Decenas de banderas de Irak desafían desde los balcones de la ciudad de Kirkuk, 255 kilómetros al norte de Bagdad, al recién creado cuerpo de policía local, formado por kurdos llegados en las últimas semanas desde el norte. Es el símbolo más visible de la división social de la ciudad donde los enfrentamientos entre árabes y kurdos durante el pasado fin de semana se saldaron con 13 muertos y 60 heridos. Los responsables militares estadounidenses presentes en Kirkuk acusan a los partidarios de Sadam Husein de los desórdenes.

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Pero el recelo -sin necesidad de apelar al ex dictador- es grande entre los cinco grupos étnicos que se amalgaman en la ciudad. "La gente que trajo aquí Sadam tiene miedo desde que terminó la guerra. El régimen hacía grandes diferencias entre los grupos étnicos y esto nos va a traer muchos problemas", opina Mohamed Asher, de 44 años, director del antiguo Hospital Sadam, ahora rebautizado Hospital Kirkuk. A este centro llegaron durante el fin de semana varios muertos y heridos procedentes de los violentos choques que se libraron a apenas unos metros de distancia entre árabes y kurdos. "No había ocurrido nada importante hasta el viernes. Hay mucha tensión y simplemente estalló. Se congregaron unos 2.000 árabes. Se atacaron con cuchillos, pero en la periferia hubo armas de fuego", explica este turcomano de madre kurda, inscrito en el registro civil como árabe, que fue elegido para el cargo de director por los trabajadores del hospital hace unos días.

El detonante de los enfrentamientos en Kirkuk, la cuarta ciudad más grande de Irak, son las viviendas que ocuparon muchos árabes animados por el Gobierno de Sadam aprovechando que sus legítimos dueños las habían abandonado huyendo hacia la zona del Kurdistán protegida por la aviación de EE UU y Reino Unido y a la que el Ejército de Sadam no tenía acceso. Ahora, algunos árabes han sido expulsados por los kurdos y otros se resisten a dejar lo que consideran sus hogares. Es sólo una chispa en el combustible de la mutua desconfianza entre kurdos y árabes. "Eran árabes, llegaron con palos y cuchillos y estuvieron matando árabes durante un par de horas", asegura Alí Shorju, de 30 años, capitán de la recién creada Policía Provisional mientras blande un machete a modo de prueba en su despacho. Shorju estaba hasta hace dos semanas en Erbil, a 93 kilómetros al norte de Kirkuk y ciudad clave del Kurdistán autónomo. Desde allí fue reclutado para garantizar el orden en una ciudad donde todos los servicios funcionan, incluyendo sanidad y educación, y donde reina el orden por las calles.

Todos los policías llevan un uniforme verde de la época de Sadam con una tarjeta donde se lee "Policía Provisional de Kirkuk" y la siguiente inscripción: "El portador de esta tarjeta ha sido autorizado a llevar armas por el comandante de la 173ª División Aerotransportada, coronel William C. Maybel". Son los hombres y mujeres del jefe militar estadounidense los que controlan los accesos y el interior de la Gobernación de Kirkuk, donde el próximo sábado tendrá lugar la elección de un gobernador que será asistido por un consejo de 30 personas. "En el consejo estarán presentes turcomanos, kurdos, árabes y asirios. Seis de los consejeros serán elegidos directamente por el coronel Maybel", señaló la comandante Josslyn Aberle, portavoz de las fuerzas de la 4ª División de Infantería en Kirkuk. Aberle asegura que los enfrentamientos étnicos han sido provocados por bolsas de resistencia favorables a Sadam y apunta a la localidad de Haudija, a unos 70 kilómetros al sur de Kirkuk, en dirección a Tikrit, como el lugar desde el que se está instigando una revuelta árabe en Kirkuk.

"Eso es una mentira de los americanos, no apoyamos el odio. Todo es culpa de los kurdos", subraya Mohamed Jalifa, de 70 años, desde la cama en la que yace postrado en el hospital de Haudija. Mohamed fue herido en un hombro el pasado domingo por la noche por disparos estadounidenses. "¿Que si apoyo a Sadam? Hace sólo un par de meses todo el país apoyaba a Sadam, bailaba ante él, lo aclamaba y desfilaba en su honor", añade.

Estatuas del depuesto Sadam Husein se acumulan en un estudio de arte en Bagdad en espera de su destrucción.
Estatuas del depuesto Sadam Husein se acumulan en un estudio de arte en Bagdad en espera de su destrucción.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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