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ELECCIONES 25M | El perfil de Llodio

Llodio se sobrepone a sus heridas y vive un renacimiento cultural

Pedro Gorospe

Llodio es una de esas cocteleras cuya agitación produce unas combinaciones imprevisibles. Políticamente, el péndulo siempre se ha movido entre el PNV y HB. Económicamente, ha pasado de la crisis profunda de la década de los 90 a una situación de progreso equiparable al resto de Euskadi. Y culturalmente ha evolucionado casi de la nada a un renacimiento que empujan Espido Freire, Gonzalo Ostagain, Kepa Sojo o Tinieblas González.

Pablo Gorostiaga, de Batasuna, el actual alcalde, ha gobernado el puzle social que es Llodio en otras dos ocasiones -los periodos 1979-1983 y 1987-1991-. Sin embargo su lista ha sido ilegalizada y no estará en la próxima corporación. El actual lehendakari, Juan José Ibarretxe, fue alcalde de 1983 a 1987. Ahora, en 2003, en todos los centros neurálgicos de los partidos se hacen porras para adivinar qué van a hacer los votantes de Batasuna. ¿Se aglutinarán en torno al voto nulo? El PNV no quiere ni oír hablar de esa opción. "Tienen que reflexionar y optar por el voto útil del PNV", subraya un portavoz de la ejecutiva peneuvista de Álava.

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Supervivientes natos, los laudiotarras se ha sobrepuesto no sólo a la gestión de sus dirigentes, sino también a la riada del Nervión de 1983 -el mayor desastre natural de la localidad-, al cierre de Acenor en 1992, que afectó a más de 3.000 personas, y a los tres atentados, -el último en 1989, con 150 kilos de explosivo- dirigidos por ETA contra el céntrico cuartel de la Guardia Civil. Son acontecimientos del pasado reciente que dejaron profundas heridas.

Aunque sus presupuestos sigan sin aprobarse, Llodio es ahora una ciudad con entidad, más pacífica, con círculos culturales productivos y, según el cineasta Kepa Sojo, con su propia identidad. "Yo he vivido en Madrid, San Sebastián y Valladolid, y, a pesar de todo me siento identificado con Llodio, creo que es un pueblo con mucha identidad. Es el sitio en el que quiero vivir". Sojo comenzará a rodar en verano su nueva película El Síndrome de Svenson y quiere que la escena final se ruede en Llodio, aunque va a depender de que el Gobierno vasco aporte financiación.

En cierta manera el guión de Llodio está lleno de personajes de celuloide. Allí vivió, hasta que se esfumó, el topo que el ex subcomisario José Amedo, condenado en el caso GAL, tenía en HB, José María Urkijo, Kinito. Captado por el controvertido policía, se hartó de pasar información para desesperación de los radicales.

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De Llodio es el lehendakari, en cuyo entorno familiar hay incluso un torero. Iker Javier Lara, pariente lejano de Ibarretxe, tiene 24 años, clava banderillas y da pases de pecho con un capote rojigualda.

También es de Llodio Jaime Valdivielso, el arrojado compromisario del PP que en el XIV Congreso Nacional, en Madrid, tuvo las agallas de ser el único que levantó un cartón rojo tamaño A3 con la palabra "NO", a la ponencia de Estatutos, rompiendo la abrumadora marea de síes del cónclave conservador.

Llodio, que en 1991 estaba, junto a Sestao, a la cabeza de los municipios con más paro de todo Euskadi y acumulaba una deuda con los bancos de 1.700 millones de pesetas -sus presupuestos rondaban los 2.000 millones-, se ha sobrepuesto también a la kale borroka. "Ya no nos quitan ni los carteles", dice el parlamentario del PP Carlos Urquijo.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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