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El presidente Duhalde define a Menem como "un pasado que debemos sepultar"

Gobernadores adictos al candidato aconsejaron su retirada electoral para evitar un desastre

En pocas horas las calles se llenaron de carteles con una sola palabra, "Fuiste", dirigida a Carlos Menem. La retirada del candidato peronista a las elecciones del domingo en Argentina ha generado una oleada de críticas políticas y periodísticas que han desatado una carrera para enterrar políticamente al ex presidente. El más rotundo fue el presidente provisional, Eduardo Duhalde, que declaró que Menem "es parte de un pasado que debemos sepultar". Y añadió: "No le interesa defender las instituciones" porque "siempre concibió el poder como algo personal".

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Cobardía, desprecio por las instituciones, temor a la derrota, deslegitimar al contrincante... Los calificativos son interminables a la hora de evaluar la conducta de Menem, que durante 36 horas mantuvo al país pendiente de su decisión. Cristina Fernández de Kirchner, próxima primera dama de Argentina, dijo que lo ocurrido "parecía de aldea africana, ni siquiera de una república bananera".

Su marido, Néstor Kirchner, que el 25 de mayo será investido presidente de la nación, recriminó a Menem por no "hacer honor a las instituciones que él mismo contribuyó a reformar". Se refería a la nueva Constitución de 1994, pactada con el ex presidente radical Raúl Alfonsín, que introdujo la fórmula de la segunda vuelta electoral que finalmente no podrá estrenarse el domingo.

Suele suceder que del árbol caído todos quieren hacer astillas, y más en política. Ayer fueron escasas las voces que trataban de explicar lo que hasta ahora parece inexplicable. ¿Cómo es posible que un dirigente con el sentido del poder de Menem decidiera salir por la puerta falsa en una retirada que tuvo ribetes patéticos?

El ex presidente calla de momento. Puede que algún día explique qué pasó en las 36 horas de bochorno y que los argentinos conozcan qué presiones, negociaciones o acuerdos ocultos hubo detrás de la retirada. La versión más extendida atribuye a un grupo de influyentes gobernadores menemistas el fin de la carrera electoral de Menem que probablemente significará el epílogo de su carrera política. Esos caudillos provinciales, entre ellos el candidato a vicepresidente y gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, veían peligrar su poder feudal en el caso de una derrota abultada de su líder en los comicios del domingo. Ante sus respectivos electores siempre podrán exhibir el buen resultado que obtuvo Menem en estas provincias en la primera vuelta celebrada el pasado 2 de abril.

Frente a los gobernadores, algunos de los asesores más próximos a Menem recomendaban seguir. Le advirtieron sobre el desprestigio para su figura, para las instituciones y para Argentina ante el mundo. El ex presidente escuchó, discutió y finalmente decidió. Lo hizo solo, aseguran quienes estuvieron más cerca.

Elecciones peronistas

En su mensaje trató de recordar que si el Partido Justicialista hubiera realizado elecciones internas para designar al candidato presidencial, las habría ganado -fue el candidato peronista más votado en la primera vuelta-, lo que, en su opinión, le habría llevado a una victoria fácil en la primera vuelta. Duhalde impidió las elecciones internas, pero Menem acabó aceptando las reglas del juego y compitió en la carrera electoral. Tarde y mal habló de fraude y de elecciones tramposas, porque pocos le creen.

En las próximas horas Carlos Menem se dispone a viajar a Chile, donde su esposa, Cecilia Bolocco, cuida de su embarazo. Frente a la avalancha de críticas contra Menem, llama poderosamente la atención un silencio, quién sabe si solidario. Raúl Alfonsín, el que fuera presidente de Argentina y líder de la Unión Cívica Radical, que firmó con Menem el Pacto de Olivos que permitió la reforma constitucional y la introducción de la segunda vuelta, no ha dicho esta boca es mía.

Menem, durante una visita que efectuó ayer a una granja cercana a Anillaco, en la provincia de La Rioja.
Menem, durante una visita que efectuó ayer a una granja cercana a Anillaco, en la provincia de La Rioja.AFP
Menem saluda a sus partidarios en su feudo de La Rioja.
Menem saluda a sus partidarios en su feudo de La Rioja.ASSOCIATED PRESS

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