Johnny Depp desenvaina su espada de bucanero

Mientras Hollywood parece dominado por explosiones y persecuciones automovilísticas cuanto más grandes y más sonoras mejor con tal de atraer a la audiencia, los estudios Disney piensan contraatacar este verano desenvainando sus espadas, sacando sus cañones y gritando al abordaje, al lanzar como uno de los grandes estrenos de la temporada una película de piratas protagonizada por Johnny Depp, Orlando Bloom y Geoffrey Rush: Piratas del Caribe: la maldición de la perla negra, filme que se estrenará el próximo 9 de julio en Estados Unidos.

"Mi sueño siempre ha sido hacer una película de piratas. Un género que me encantaba desde pequeño, películas como La isla del tesoro o todas las de Errol Flynn", comenta Jerry Bruckheimer, un productor conocido por películas como Top Gun, Armageddon o Black Hawk derribado, pero que en esta ocasión quería probar otras aguas. "He querido incluir todo lo que se puede esperar de una película de piratas. Tiene duelos de espada, barcos, el mono en el hombro del villano, el loro, el parche en el ojo. Todas las maravillas de las películas de piratas, pero con toda la acción que le hemos podido dar", reconoce entusiasmado al hablar de una producción de 125 millones de dólares de presupuesto.

Pero ése es el precio que hay que pagar cuando se compite en el mismo mercado que X-Men 2, Matrix reloaded, Terminator 3 o The Hulk, algunos de los grandes estrenos que llegarán a las pantallas en los próximos meses. Por eso Bruckheimer ha preferido no escatimar nada en este sueño de infancia que bajo la dirección de Gore Verbinski ha supuesto unos cuatro meses de rodaje en los que los estudios Disney en California se han convertido en la gruta del tesoro mientras que las costas de la isla caribeña de Saint Vincent se ha tornado en las orillas del ficticio Port Royal del siglo XVII. Además están los esqueletos que, generados por ordenador en los estudios ILM, dan ese toque sobrenatural que acompaña a esta cinta de aventuras.

Pero sobre todo están los piratas. "Los piratas eran un poco como los rockeros de la época. Caos, libertad, abandono total. Disfrutaban de la vida y, después, lo que sea, será, será", explica Johnny Depp que, dada su visión romántica del género, no dudó a la hora de aceptar el papel del capitán Jack Sparrow, sobre el que prefiere no entrar en detalles. "¿Quién no ha jugado a ser un pirata? Es una gran diversión. Y es una película de Disney para niños, y cuando uno tiene una hija de tres años y medio como la mía se da cuenta de lo buenas que eran las películas de Disney, especialmente las de antaño", asegura el actor antes de añadir con un guiño: "Además, llevo 39 años siendo un pirata".

A Orlando Bloom este tipo de aventuras le pillan más joven pero también más bregado tras saltar a la fama gracias a la trilogía de El señor de los anillos, donde interpreta a Legolas, el elfo. "Además, yo no soy un pirata del todo. Johnny es el bribón, el interesante, y Geoffrey (Rush) es el malo Barbossa, ambos personajes más intensos. Pero, sin desvelar mucho, yo soy el que me llevo a la chica", reconoce en referencia a la también británica Keira Knightley, el nuevo descubrimiento de la industria que interpreta el papel de la hija del gobernador. Un proyecto con grandes ambiciones en la vena de los clásicos de Errol Flynn y Douglas Fairbanks Sr. que está inspirado en una de las atracciones más populares de Disneylandia con la que comparte el título, Piratas del Caribe.