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NOTICIAS Y RODAJES

Carlos Amil estrena 'Blanca Madison' cinco años después de rodarla

La película combina cine negro, melodrama y musical y se proyecta en Galicia y Asturias

Más allá de cifras y de consideraciones, la peripecia de Blanca Madison refleja al detalle el estado actual del cine español. Su director, Carlos Amil (A Coruña, 1959), escribió en 1983 la primera versión de lo que define como "un cuento de hadas contemplado desde el otro lado del espejo". Tardó diez años en convertirla en un proyecto definitivo, cinco en conseguir rodarla, dos para poder montarla y otros dos en intentar distribuirla. Al fin, Blanca Madison se estrenará hoy. En este negocio y aquí, 20 años no son nada.

La ópera prima de Amil, que a los 20 años inició su relación con la imagen como ayudante de realización y desde entonces ha hecho de todo en el sector audiovisual, trata un asunto "duro y delicado, pero presentado sin truculencias", según su autor. El regreso a su ciudad natal de una cantante (Pilar Punzano, Amor, dudas y prozac) que fue sometida a abusos sexuales en su niñez y adolescencia, y que vuelve para vengarse de su abusador (el actor y director de teatro Mario Gas) y de su entorno (Rosa María Sardá y Javier Albalá).

"Es una historia de género, o de géneros, porque tiene elementos de cine negro, de melodrama y de musical. Evidentemente, no entra en las pautas del dominante cine para adolescentes, pero tampoco cae en la trampa de denunciar recreándose en el morbo de lo denunciado. La intención es que el espectador reflexione, que acabe de construir la película", resume Amil su propuesta. Afortunadamente, el planteamiento lo compartió Xoán Cabanas Cao, otro "cineherido" que encaminó su pasión fílmica hacia la producción. Su empresa, Vici Produccións, asumió el peso de hacer Blanca Madison (el presupuesto del rodaje ascendió a 180 millones de las pesetas entonces vigentes) y también el de llevarla a las pantallas.

Vici ya había producido un largometraje y participado en la producción de otros cuatro, "y en ningún caso hubo problemas para distribuirlas. Para ésta, hablé con nueve distribuidores de distintos niveles, y sólo uno me dijo que la película no le gustaba. A los demás sí, pero les pareció una apuesta muy arriesgada, cine para adultos y con un director novel. Así que me arriesgué yo". El riesgo incluyó el rechazo a una productora nacional que estaba dispuesta a sumarse al proyecto si lo dirigía alguien conocido.

Finalmente, de Blanca Madison circularán 18 copias en Galicia (10 en versión gallega) y dos en Asturias, "porque no podía asumir los costes de promoción en toda España. Con todo, es el récord de distribución de una película española aquí", dice Cabanas, un tanto orgulloso. Si los espectadores del noroeste también asumen la apuesta, Blanca Madison se podrá ver en toda España.

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