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Reportaje:

De diputados tejanos a fugitivos

Un grupo de 53 legisladores demócratas 'huyen' de Tejas a Oklahoma para retrasar la votación de una ley que les perjudica

Enric González

El filibusterismo es, en la jerga parlamentaria, la obstrucción de un proyecto de ley por vías no convencionales. Se puede retrasar la votación, por ejemplo, con discursos interminables, o con ausencias calculadas para impedir que exista quorum. O se puede actuar a lo grande y utilizar el método tejano, que hace honor a la exageración que caracteriza al Estado de la estrella solitaria: 53 parlamentarios demócratas huyeron de Tejas de noche y en secreto para despistar la vigilancia policial y se refugiaron en el vecino Estado de Oklahoma, con el fin de paralizar toda actividad política en el Capitolio de Austin y evitar que el Partido Republicano usara su mayoría absoluta para imponer una nueva redistribución de los distritos electorales muy perjudicial para el Partido Demócrata.

La fuga se produjo el lunes y durará, en principio, hasta el viernes. El sheriff de Ardmore (Oklahoma) ha ofrecido asilo a los diputados. Los republicanos de Washington quieren que el FBI intervenga y detenga a los fugitivos. Y, como suele ocurrir en Tejas, los dos bandos se cruzan acusaciones de cobardía.

El empleo de parlamentario tejano es uno de los más cómodos del mundo. El Capitolio de Austin permanece en sesión sólo 140 días cada dos años. El gobernador no trabaja mucho más, ya que se dedica principalmente a inaugurar obras y firmar algunos documentos. Toda la gestión política recae en el subgobernador, que coordina la acción de gobierno y la actividad parlamentaria. Pese a la feliz jornada laboral, de hora y media diaria como promedio, los ánimos suelen estar crispados. Y nunca tanto como cuando se trata de redibujar distritos. En 2001, después del último censo, se intentó pero no hubo acuerdo y tuvo que asumir la tarea un juez federal, cuya sentencia estableció que el Estado debía estar representado en la Cámara de Representantes de Washington por una delegación de 32 personas, 17 demócratas y 15 republicanos.

Las elecciones de noviembre pasado dieron a los republicanos la oportunidad de resarcirse. Coparon todos los cargos y todas las mayorías y se pusieron a dibujar líneas sobre el mapa. Su afán de hundir a los demócratas se hace evidente con un simple vistazo: los nuevos distritos dan 20 puestos a los republicanos y sólo 12 a los demócratas. Para conseguir ese resultado ha habido que afinar mucho. Una sola calle de Austin, feudo progresista (dentro de lo posible en Tejas), ha sido por ejemplo troceada y partida en tres distritos; uno de los distritos parte de Austin y se alarga en una absurda tira de casi 500 kilómetros hasta el mar.

La ley del nuevo mapa electoral debía votarse, como el Presupuesto y decenas de otras leyes de importancia, esta semana. Los demócratas hicieron el lunes un último intento por conseguir la retirada del proyecto. Ante la negativa republicana, trazaron un plan en secreto: esa misma noche, a bordo de dos autobuses, 52 de ellos enfilaron la carretera hacia el norte y huyeron a Oklahoma. Otro más se equivocó y se fue por su cuenta a Nuevo México, pero el martes localizó por teléfono a sus compañeros y se unió a ellos en el Holiday Inn de Ardmore (Oklahoma). Sólo tres decidieron quedarse. El Partido Republicano, con toda su mayoría absoluta, no podía votar si no había al menos 100 parlamentarios en el Capitolio, y la fuga redujo los presentes el martes a 98. Todo se paralizó.

El gobernador, Rick Perry, ordenó a la policía que buscara a los fugitivos. Cuando fueron hallados, al otro lado de la frontera estatal, exigió a Oklahoma que les extraditara. El sheriff Harvey Burkhart y el propio gobernador, el demócrata Brad Henry, dijeron que los parlamentarios no habían cometido delito alguno en Oklahoma y, por tanto, podían quedarse tranquilamente. El gobernador de Tejas envió un avión a la frontera y, ofreciendo todo tipo de prebendas, trató de convencer al menos a dos de los fugados para que subieran a bordo y volvieran a Austin, pero no hubo forma.

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La guerra se convirtió en psicológica. Los republicanos acusaron a los demócratas de cobardes. "Volver la espalda, huir y no luchar es contrario al espíritu de Tejas", clamó Tom DeLay, líder republicano en la Cámara de Representantes de Washington. DeLay quiso conseguir que el FBI se hiciera cargo del caso, pero los federales declinaron el encargo. "Cincuenta y tres patriotas tejanos han adoptado una postura valiente y ética", anunció por su parte Martin Frost, representante demócrata en la capital. Los republicanos fabricaron barajas como la distribuida a las tropas en Irak con fotos de altos cargos del régimen de Sadam Husein, pero en este caso con los rostros de los fugados, y colocaron imágenes de éstos en cartones de leche, como suele hacerse cuando desaparecen niños.

Mientras los republicanos esperaban ayer en el Parlamento de Austin y mataban el tiempo jugando con la "baraja de los demócratas desaparecidos", los demócratas permanecían reunidos en su hotel de Oklahoma y bajaban ocasionalmente a la piscina. El viernes es el último día para iniciar la votación de leyes en Austin. Si los fugitivos no han vuelto para entonces, habrá que dejar el nuevo mapa electoral para el año próximo.

Un diputado republicano de Tejas recorta unas cartas con las caras de legisladores <i>fugitivos</i>.
Un diputado republicano de Tejas recorta unas cartas con las caras de legisladores fugitivos.AP

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