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Columna
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La economía española fue bien, ¿irá a mejor?

Miguel Ángel Fernández Ordoñez

Aznar ha sido muy sutil al utilizar argumentos económicos para votar al PP. El presidente ha echado mano de la sutileza porque sabe que ya no puede decir que España va bien -y no lo ha dicho-, pero ha dicho que "fue bien" y que "irá a mejor". Que la economía ha ido bien desde 1994 hasta el año 2001, es algo evidente, y entre los errores del PSOE -y los hallazgos de Aznar- hay que apuntar que él se dio cuenta antes y que, nada más tomar posesión, lanzó su acertado slogan, pues ciertamente la generación de empleo, desde mediados de 1994, iba muy bien en España. Después de hacer un fuerte ajuste en su competitividad y después de numerosas reformas aprobadas antes de 1996, España estaba preparada para aprovechar la que ha resultado ser la mayor y más duradera expansión internacional de los últimos cuarenta años, y el resultado ha sido siete años (los dos últimos del PSOE y los cinco primeros del PP) magníficos en cuanto a creación de empleo.

Aznar es consciente de que la situación económica no es ahora tan favorable como la que heredó en 1996. El diferencial de inflación con Europa es mayor, y la creación de empleo es muy débil en relación a los 350.000 puestos de trabajo que se creaban anualmente en la economía española cuando él llegó al poder. Las familias españolas están ahora muy endeudadas y el déficit exterior sigue creciendo. Si la economía no se cae, se debe sobre todo a la extraordinaria y sostenida expansión de la actividad de construcción alimentada por los fondos estructurales recibidos de Europa, así como por el gasto público que está fuera de presupuesto y por la explosión de la demanda de vivienda, consecuencia de los bajos tipos del Banco Central Europeo.

¿Irá a mejor la economía española tal como dice Aznar? Ello depende de que vuelva otra expansión internacional, pero también depende de las reformas que se hagan y de la situación de competitividad de la que partamos, y aquí es donde, si no hay cambios en la política económica, las perspectivas no son tan rosadas como las que se encontró el PP en 1996. Si entonces España había ganado un 22% de competitividad con Europa, ahora ha perdido en torno a un 8% o 10%. Si la construcción está siendo una bendición para la creación de empleo, sabemos también que España aparece en los últimos lugares de Europa en todos las clasificaciones de evolución de la productividad y, cuando la demanda pase de la construcción a otros sectores, aparecerán los problemas de poca competitividad. España puede ir a mejor, pero sólo si vuelve una época de reformas que no sean puramente cosméticas.

El discurso de Aznar en favor de la liberalización y la competencia es plenamente suscribible, el problema es que no lo ha puesto en práctica por lo que necesitamos que un nuevo PP u otros partidos pasen de las palabras a la realidad. Tenemos que superar el actual fracaso en la introducción de nuevas tecnologías y poner un acento especial en su desarrollo y hay que felicitar a los socialistas porque, lo que más les diferencia en términos económicos del PP, es justamente ese énfasis en la sociedad del conocimiento, que nunca será exagerado. Zapatero coincide con Aznar en decir que España "irá a mejor", porque -dice- el PSOE va a gobernar.

Esto lo decidirá el votante en estas elecciones y en las que sigan, pero lo que es verdad es que, gane quien gane, la economía española sólo irá a mejor si el Gobierno deja de alegrarse porque unas políticas puramente de demanda nos están dando un punto más de crecimiento, porque lo que estamos consiguiendo es aumentar los desequilibrios y perjudicar las posibilidades de "ir a mejor" en el futuro. España debe pasar, después de este paréntesis en que se ha hablado mucho de reformas y no se ha hecho gran cosa, a aplicar unas políticas que se centren en el impulso a la innovación y desarrollo y en la flexibilización de los mercados, para poder aumentar la productividad y la competitividad de nuestra economía.

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