El Gobierno sólo ha logrado sacar sacar adelante tres de las 36 leyes que tiene previstas

El Gobierno sólo ha sido capaz de sacar adelante tres de los 36 anteproyectos de ley recogidos en su calendario legislativo 2001-2005 cuando ha transcurrido justo la mitad de la legislatura. La situación de minoría de los grupos parlamentarios que apoyan al Ejecutivo, PNV, EA e IU, y su incapacidad para pactar con la oposición marcan el rumbo de este mandato, que lleva camino de convertirse en el más pobre en producción legislativa. De las leyes incluidas en el calendario, la Cámara ha aprobado las de Parejas de Hecho, Testamento Vital y la modificación del Plan de Carreteras.

Las tres han salido adelante sin mayores complicaciones , contando con el apoyo de la oposición, a excepción del Partido Popular con la de Parejas de Hecho, que votó en contra. A este paso, el Ejecutivo se arriesga a incumplir la mayoría de sus compromisos, tal y como ocurrió en la anterior legislatura, en la que también se hallaba en minoría y que culminó con la disolución anticipada de la Cámara.

En lo que va de legislatura, el Parlamento ha aprobado un total de 12 leyes, aunque sólo tres corresponden al programa del Gobierno. El resto son normas de carácter periódico, como las de Presupuestos y la de Aportaciones, o responden a la coyuntura, como la reciente modificación de la ley de Cajas para adaptar la normativa vasca a la legislación básica. Este tipo de leyes no se incluyen en el calendario al considerar que deben realizarse en los plazos establecidos, con independencia de la programación normativa propia de cada legislatura.

Una prueba de la debilidad del Gabinete de Juan José Ibarretxe por su situación de minoría es que ha conseguido aprobar alguna de estas normas de una forma totalmente inesperada. Es el caso de los Presupuestos de 2003. La ausencia del parlamentario y presidente de honor del PP, Jaime Mayor Oreja, permitió al Gobierno disponer de mayoría y sacar las cuentas para este año sin necesidad de acudir de nuevo a una prórroga. Hace una semana, la oposición volvió a fallar al registrar siete ausencias frente a una del Gobierno -el propio Ibarretxe-, facilitando así la aprobación de la reforma de la ley de Cajas.

En esta legislatura, el Gobierno está repitiendo el comportamiento de su anterior mandato, evitando enviar al Parlamento proyectos de entidad y de una gran repercusión sobre la sociedad, como las leyes de Suelo, Agua o Municipal. Las tres colean desde hace varios años e invariablemente figuran en el calendario legislativo que elabora el Ejecutivo sin que acaben de llegar al Parlamento. En esta ocasión, la situación de minoría acrecienta la dificultad de sacar adelante unos proyectos ya de por sí difíciles de acordar, que requieren de un importante consenso social y político entre los diferentes partidos e instituciones de Euskadi.

Cuando la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, presentó el calendario legislativo el año pasado enfatizó que sus fundamentos eran la profundización en el autogobierno, para mejorar la vertebración interna de las instituciones, la atención prioritaria a los derechos fundamentales y la promoción de políticas sectoriales dirigidas a mejorar la cohesión social. La vicelehendakari rehusó ayer comentar el desarrollo del calendario a preguntas de este periódico.

"Disimular la ineficacia"

Mientras, PP y PSE coincidieron en que el incumplimiento del calendario demuestra "la ineficacia e inoperancia" del Gobierno, que no concede prioridad al impulso de leyes "fundamentales" para la sociedad vasca, como las de Suelo, Agua y Municipal.

El portavoz parlamentario del PSE, Rodolfo Ares, acusó al lehendakari de incumplir sus compromisos y de no respetar los mandatos del Parlamento autónomo, cuando le requiere el envío de algún proyecto de ley en un plazo determinado. "Sólo busca [Ibarretxe] fórmulas para subsistir que le permitan disimular su ineficacia y conseguir su objetivo: impulsar su plan rupturista con el Estado", señaló molesto Ares.

El portavoz parlamentario del Partido Popular, Leopoldo Barreda, se quejó de que el Gobierno vasco no se dedica a las cosas que "realmente importan" a los ciudadanos y sólo mira por sus propios intereses, en alusión al plan soberanista del lehendakari.