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Varias madres piden en Córdoba la suspensión del cura condenado por abuso sexual

Un grupo de madres de Peñarroya (Córdoba), localidad de unos 13.000 habitantes, remitirá esta semana un escrito al obispado de Córdoba para pedir la suspensión del sacerdote de la parroquia de El Salvador, José Domingo Rey, de 49 años. El párroco fue condenado la pasada semana a 11 años de prisión por abusos sexuales de seis niñas de 8 a 10 años entre 2000 y 2001. Según la sentencia, el sacerdote realizó tocamientos vaginales en el momento de confesar a las niñas que acudían a la catequesis, actos que realizaba en el mismo confesionario o en el despacho del párroco, según los testimonios.

La reacción ha surgido entre padres de niños que asisten a la catequesis para realizar la primera comunión. "No estoy dispuesta a que un hombre condenado por abuso sexual dé la palabra de Dios a mi hijo", aseguró ayer una de las madres, que prefiere no identificarse. "Mi hijo", continuó, "hace la comunión el año que viene y tengo miedo de que siga en la parroquia". Aunque la sentencia le condena a no acudir al pueblo en los próximos tres años, el sacerdote oficia misas diarias en la parroquia, ya que la defensa ha recurrido la sentencia ante la Audiencia Provincial de Córdoba.

Tocamientos

Durante el juicio, el párroco admitió haber realizado tocamientos, aunque de forma fortuita y nunca con ánimo libidinoso. El tribunal se basó en los testimonios de las menores y de otras mujeres que aseguraron haber sufrido los tocamientos cuando eran menores. La defensa solicitó una prueba psicológica a las niñas, pero el tribunal la declinó al entender que no había fabulación y que los testimonios eran firmes y espontáneos.

Antes del fallo los vecinos presentaron 2.800 firmas de apoyo al sacerdote. Sin referirse a estos firmantes, vecinos consultados dijeron que la sentencia ha provocado las dudas de muchos de los que antes le apoyaban. "La mayoría no se lo creía, pero con la sentencia hay mucha gente escandalizada", afirma una vecina.

El escrito al obispado ha sido firmado por una decena de madres de niños apuntados a la catequesis. Una aseguró ayer que siente "miedo" por su hija: "Las dos semanas que le quedan de catequesis seguirá acudiendo, pero si el sacerdote no es sustituido, me la llevaré a otra iglesia el año que viene". "Las niñas que han denunciado al cura son insultadas; un pueblo es un pueblo y se habla mucho", dijo. "Sentimos miedo porque una persona que hace eso no está bien, y a mi hija no la voy a exponer", agregó esta mujer.

Las mujeres también pedirán, si hace falta, la mediación del Defensor del Pueblo Andaluz y del vicario. El obispado de Córdoba ofreció la callada por respuesta. "No tenemos nada que decir" ante la suspensión o no del sacerdote, que llegó a la parroquia en 1981. El párroco condenado declinó ayer realizar cualquier comentario a este periódico.

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