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Los empresarios se coordinan para afrontar la ofensiva de ELA-LAB

La patronal achaca la dureza de ambas centrales a causas extralaborales

Los empresarios se han plantado ante la dura ofensiva marcada para la negociación colectiva por los sindicatos nacionalistas ELA y LAB. Consideran que las peticiones sindicales exceden de lo laboral y buscan "poner en cuestión el marco" institucional y pueden herir la "competitividad" de las empresas vascas. Mientras Adegi ha dado por cerrada la negociación del convenio del metal de Guipúzcoa, después de ocho jornadas de paros, la patronal vizcaína Cebek y la alavesa SEA han alertado ya sobre el riesgo de deslocalización de empresas si continúa la crispación sindical.

Las relaciones laborales en Euskadi han experimentado un gran cambio en los últimos cinco años, coincidiendo con el giro político de ELA. La declaración conjunta de ELA y LAB para el Aberri Eguna de 1995 supuso el inicio de la colaboración entre ambos sindicatos nacionalistas, hegemónicos con el 55% de representación. Se abrió camino al proceso de construcción nacional que culminó en septiembre de 1998 en el Acuerdo de Lizarra y arropó la tregua de ETA. Este año, después de tres de ruptura de su unidad de acción por causas fundamentalmente sindicales, ELA y LAB, convertida ahora en la única organización legal de la izquierda abertzale, vuelven a ir de la mano. "Tienen una estrategia más política que sindical, que busca la confrontación para poner en cuestión el actual marco [institucional], en la línea soberanista. Además, quieren perpetuar su hegemonía sindical", señala José Manuel Farto, secretario general de SEA. El dirigente de la patronal alavesa sitúa la acción de ambos sindicatos como una segunda pata en el plan de libre asociación del lehendakari Ibarretxe.

Trato especial

Según un veterano sindicalista no nacionalista, la patronal vasca está pagando ahora las consecuencias de haber dado durante los ochenta y los noventa un trato de favor a la central de José Elorrieta, favoreciendo su supremacía absoluta. "ELA era más posibilista hace cinco años. Ha sido a raíz de su radicalizacióm soberanista que se han creado problemas", señala Farto para justificar los acuerdos anteriores.

Este año se van a negociar 84 convenios sectoriales que afectarán a 196.360 trabajadores, una cuarta parte de la población activa vasca. La negociación ha nacido conflictiva y con un doble enfrentamiento: sindicatos patronal, y centrales nacionalistas y no nacionalistas. La unidad ELA y LAB, con un marcado acento de confrontación, marca el ritmo de huelgas. El convenio del metal en Guipúzcoa, que afecta a 48.466 trabajadores, ha supuesto el primer toque de atención a los empresarios. Ocho jornadas de huelga y una ruptura total. Sin embargo, la patronal ha aguantado el envite y ha dado por cerradas las negociaciones del convenio, trasladado sus directrices a las empresas para la negociación en cada centro de trabajo.

"Es que nos plantean reducciones de jornada y aumentos de salarios de hasta un 7%. Imposibles. Llegan a la mesa de negociación con la huelga debajo del brazo", señala Arturo García, representante de Adegi. Una situación similar se ha producido en el trasporte privado de Vizcaya, donde el Gobierno vasco ha impuesto un laudo para acabar con una huelga de autobuses de más de cuarenta días de duración, ante la negativa de la patronal a aceptar unas demandas laborales que consideraba desmesuradas. En el papel en Guipúzcoa las cosas caminan también hacia la ruptura. Las centrales nacionalistas han centrado sus peticiones en altos incrementos salariales y en reducciones de jornada. Los empresarios aseguran que las peticiones son desorbitadas y que sus ofertas son muy superiores no solo a la media española sino a las de las zonas más industrializadas, Madrid y Barcelona.

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Las patronales ya han podido constatar que la conflictividad en los convenios sectoriales -en los que ha entrado decididamente ELA de la manos de LAB, cuando históricamente ha apostado por la negociación en cada centro de trabajo- se va a trasladar progresivamente a las empresas y que la confrontación puede ser total en un año de parón económico. La negociación del convenio del metal en Vizcaya se abre con muy malas perspectivas. Los empresarios han advertido de que atender las reivindicaciones sindicales pondría en peligro la competitividad del sector. El pasado año algunos de los convenios sectoriales se firmaron por CC OO, UGT y LAB, incluso siendo de eficacia limitada al no contar con la mayoría. Sin embargo, este año con la recobrada unidad ELA-LAB, la posibilidad de llegar a estos acuerdos es mucho más difícil.

En cualquier caso, las tres patronales están dispuestas a aguantar sin ceder y ya se han coordinado en el seno de Confebask para enfocar la negociación de los convenios. Cebek prepara su asamblea para esta semana y llevará a ella esta cuestión. Su presidente, José María Vázquez Eguskiza, anticipó a Ibarretxe el jueves sus temores: la deslocalización de empresas por un exceso de conflicto en la negociación colectiva.

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